Durante la pandemia de COVID‑19, el gobierno federal impidió que los estados retiraran beneficiarios de Medicaid, lo que permitió que millones de personas mantuvieran la cobertura incluso si sus circunstancias cambiaban. Cuando esas protecciones expiraron, los estados iniciaron un proceso llamado unwinding, es decir, la revisión y recalificación de los beneficiarios. Texas fue uno de los estados que más activamente desinscribió personas durante este proceso.
Desde abril de 2023 hasta fechas recientes, más de 1,3 millones de niños han sido dados de baja del Medicaid en Texas.
Texas: La mayoría de bajas no fue por falta de elegibilidad
Gran parte de las terminaciones no sucedieron porque los niños dejaran de cumplir los criterios de elegibilidad, sino por fallas en el proceso administrativo:
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Muchos padres no respondieron dentro del plazo al paquete de renovación que se les envió.
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Documentos incompletos o enviados tarde fueron motivos frecuentes de baja.
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La burocracia estatal tiene una carga estatal elevada: decenas de miles de solicitudes pendientes, atrasos en las decisiones y falta de personal capacitado para procesar los expedientes. En algunos casos, fallas en el software que gestiona el sistema de elegibilidad complicaron el recálculo automático del estado de los beneficiarios.
Por ejemplo, Texas no utilizó sistemáticamente datos ya verificados por otros programas estatales para agilizar la renovación automática (“ex parte”). En muchos casos, el estado solo usó esa vía en un porcentaje mínimo de los casos, lo que obligó a solicitudes manuales adicionales.
Impacto en el acceso a salud infantil
El resultado ha sido dramático: niños que antes recibían atención médica gratuita o de bajo costo quedaron desprotegidos, incluso cuando podrían haber seguido siendo elegibles.
Algunos efectos:
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Muchas familias no se enteraron de la baja hasta que trataron de utilizar servicios médicos.
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Niños dejaron de recibir vacunas, atención preventiva o medicamentos crónicos.
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Familias de bajos recursos podrían enfrentar cuantiosas deudas médicas en emergencias.
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Clínicas comunitarias, que suelen asumir pacientes no asegurados, se ven saturadas.
Fallas estructurales y responsabilidad política
Las críticas para con el estado texano apuntan a decisiones estructurales:
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Texas fue particularmente agresivo en desinscribir beneficiarios, en comparación con otros estados que optaron por procesar las revisiones más lentamente o en fases.
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Propuestas para agilizar el proceso, como utilizar datos de otros programas estatales o simplificar los formularios, han sido rechazadas o demoradas legislativamente. Defensores de políticas públicas han calificado el proceso como “broken system” (sistema roto) y han pedido que se detenga la desinscripción masiva mientras se depuran los errores.
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También ha emergido la denuncia de que el software que administra la base de datos de elegibles, provisto por empresas externas como Deloitte, presenta fallas que lideraron bajas erróneas.