La Asamblea Legislativa de El Salvador, controlada por el partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele, aprobó el 31 de julio de 2025 una reforma constitucional que elimina los límites a la reelección presidencial, generando críticas por su impacto en la democracia. La medida, ratificada con 57 de 60 votos en una sesión exprés, también extiende el mandato presidencial de cinco a seis años y elimina la segunda vuelta electoral. Estos cambios, que requieren una segunda ratificación para entrar en vigor, han desatado un debate sobre el futuro político del país y las intenciones de Bukele, cuya popularidad se basa en su dura política contra las pandillas.
Cambios radicales en la Constitución
La reforma modifica cinco artículos clave de la Constitución salvadoreña, incluyendo los artículos 75, 80, 133, 152 y 154. Entre los cambios, se elimina la prohibición de reelección para quienes hayan ocupado la presidencia por más de seis meses en el período anterior, según el texto aprobado. Además, el período presidencial actual de Bukele se acortará, finalizando en 2027 en lugar de 2029, para sincronizar las elecciones presidenciales, legislativas y municipales. La supresión de la segunda vuelta electoral también busca reducir los costos de las campañas, según el partido Nuevas Ideas, que argumenta que esto evitará elecciones frecuentes.
Por su parte, la oposición ha calificado la reforma como un golpe a la democracia. La diputada Marcela Villatoro, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), afirmó que los legisladores oficialistas “han matado la Constitución” al asumir un rol de constituyentes sin autoridad legal. En 2024, Bukele ganó la reelección con el 85% de los votos, pese a que seis artículos constitucionales prohíben la reelección consecutiva, gracias a un fallo de la Corte Suprema en 2021, según Human Rights Watch. La nueva reforma consolidaría aún más su poder, permitiéndole presentarse indefinidamente.
Críticas y temores de autoritarismo
La rapidez de la reforma, aprobada y ratificada en un solo día, ha generado alarmas. Claudia Ortiz, del partido opositor VAMOS, acusó a Nuevas Ideas de mentir al presentar la reforma como un medio para “devolver el poder al pueblo”. “Es un plan para quedarse en el poder para siempre”, afirmó. En 2025, El Salvador ya enfrenta críticas por la erosión de la democracia, con más de 83,000 detenciones arbitrarias bajo el estado de excepción iniciado en 2022, según Freedom House. La muerte en custodia de Alejandro Muyshondt, exasesor de Bukele que denunció corrupción, intensificó las preocupaciones sobre la represión de disidentes.
Además, organismos internacionales han comparado a El Salvador con regímenes autoritarios. Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch, afirmó que el país “está recorriendo el mismo camino que Venezuela” al usar la popularidad de Bukele para concentrar poder. En 2024, el 8.7% de los salvadoreños vivía en extrema pobreza, un aumento desde 2019, según datos del Banco Mundial, lo que pone en duda los beneficios económicos del gobierno de Bukele. A pesar de esto, su política anticriminal, que redujo la tasa de homicidios de 103 a 1.9 por cada 100,000 habitantes entre 2015 y 2024, mantiene su aprobación en un 80%, según encuestas de CID Gallup.
Un futuro político incierto
Pese a todo, Bukele ha negado en el pasado la necesidad de reformas para la reelección indefinida. En febrero de 2024, afirmó que no veía necesaria una enmienda constitucional, según Reuters. Sin embargo, la reforma aprobada refleja un cambio de postura, consolidando el control de Nuevas Ideas, que posee 54 de los 60 escaños legislativos tras las elecciones de 2024. La reducción de escaños de 84 a 60 y de municipios de 262 a 44, aprobada en 2023, ya había favorecido al partido oficialista, según la Organización de Estados Americanos.
La reforma también elimina sanciones a quienes promuevan la reelección, un cambio que, según analistas, podría silenciar críticas. En 2023, la legislatura aprobó penas de hasta 15 años por obstaculizar candidaturas, según Freedom House. Mientras Bukele, aliado cercano del presidente Donald Trump, se prepara para las elecciones de 2027, las críticas de organismos como Cristosal advierten que El Salvador se encamina hacia un sistema de partido único, similar a Nicaragua. Con la segunda ratificación pendiente, el país enfrenta un punto de inflexión en su historia democrática.
