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EN PORTADA: CRISIS EN TEXAS

EN PORTADA CRISIS EN TEXAS
Foto: EFE

La maniobra republicana para redibujar distritos amenaza el equilibrio en el Congreso.

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Texas ha encendido la mecha de una batalla política nacional que amenaza con redefinir el equilibrio de poder en el Congreso de Estados Unidos. El gobernador republicano Greg Abbott, respaldado por el presidente Donald Trump, impulsa un rediseño de los distritos electorales para añadir hasta cinco escaños republicanos de cara a las elecciones de medio término de 2026. Esta maniobra, conocida como «gerrymandering», ha provocado una respuesta drástica de los demócratas texanos: abandonar el estado para impedir que la legislatura alcance el quórum necesario para votar el plan. Mientras tanto, California, bajo el liderazgo del gobernador Gavin Newsom, se posiciona como el bastión demócrata en esta lucha, prometiendo redibujar sus propios mapas electorales en represalia.

La estrategia demócrata: huir para resistir

El 3 de agosto, más de 50 demócratas de la Cámara de Representantes de Texas abandonaron el estado, muchos rumbo a Illinois, Nueva York y Massachusetts, en un esfuerzo por bloquear la votación de un nuevo mapa electoral diseñado por los republicanos. La constitución texana requiere la presencia de dos tercios de los 150 legisladores para realizar negocios legislativos, y con 62 demócratas en la cámara, la ausencia de al menos 51 de ellos paraliza la sesión especial convocada por Abbott, que finalizará el 19 de agosto. «No estamos huyendo, estamos corriendo hacia la pelea», afirmó el representante John Bucy, subrayando que esta acción busca proteger los derechos de los votantes texanos.

El plan republicano, respaldado por Trump, redibujaría distritos clave en Austin, Houston, Dallas y el Valle del Río Grande, diluyendo el voto de comunidades afroamericanas y latinas para favorecer a los republicanos. Según el representante Gene Wu, presidente del Caucus Demócrata, el mapa es «intencionalmente racista» y busca «robar las voces de millones de texanos». La maniobra ha sido criticada como un intento de consolidar el control republicano en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, donde actualmente tienen una mayoría ajustada de 219 escaños frente a 212 demócratas.

Newsom toma el liderazgo

La acción en Texas ha desatado una reacción en cadena. En California, el gobernador Gavin Newsom ha emergido como líder de la respuesta demócrata, prometiendo «combatir fuego con fuego». Newsom planea redibujar los mapas electorales de su estado para favorecer a los demócratas si Texas aprueba su plan. Sin embargo, enfrenta un obstáculo: California utiliza una comisión independiente de redistribución, aprobada por los votantes en 2008 y 2010, que limita el poder de los legisladores para manipular distritos. Newsom está explorando opciones legales, incluida una posible elección especial para modificar esta regla, lo que le daría un nuevo protagonismo en su enfrentamiento con Trump.

Otros estados demócratas, como Illinois y Nueva York, también consideran represalias. El gobernador de Illinois, JB Pritzker, ha acogido a los legisladores texanos y ha sugerido redibujar los mapas de su estado. Sin embargo, las opciones demócratas son limitadas en estados con comisiones independientes, a diferencia de Texas, donde los legisladores controlan el proceso.

DeSantis entra en la partida

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, también ha expresado interés en un rediseño de distritos a mitad de década, siguiendo el ejemplo de Texas. DeSantis argumenta que hay «amplia justificación» para ajustar los mapas de Florida, un estado de rápido crecimiento, para maximizar escaños republicanos. Aunque enfrenta menos oposición que en Texas, los demócratas advierten que esta ola de redistribución podría extenderse a otros estados republicanos como Missouri, Ohio e Indiana, desencadenando una «guerra total» por el control del Congreso.

Consecuencias y amenazas

Abbott ha intensificado la presión, solicitando a la Corte Suprema de Texas que destituya a legisladores demócratas, como Gene Wu, por «abandonar» sus cargos. También ha ordenado arrestos civiles, aunque estos son inaplicables fuera del estado. Los demócratas, respaldados por el Comité Nacional Demócrata, planean permanecer fuera hasta el fin de la sesión, enfrentando multas de 500 dólares diarios. Sin embargo, esfuerzos similares en 2003 y 2021 terminaron con los demócratas regresando, lo que permitió a los republicanos aprobar sus planes.

El rediseño de Texas podría añadir cinco escaños republicanos, cruciales para mantener su estrecha mayoría en la Cámara baja, especialmente ante la impopularidad de Trump, evidenciada por encuestas recientes de AP-NORC que critican sus políticas fiscales. Los demócratas temen que esta maniobra, combinada con esfuerzos en otros estados, asegure el control republicano del Congreso hasta 2030. Por su parte, Newsom y otros líderes demócratas argumentan que no pueden ceder terreno en un sistema que describen como «corrompido» por el gerrymandering republicano.

Una batalla por la democracia

La lucha por los distritos electorales en Texas ha desatado un enfrentamiento nacional que pone en juego el principio de representación justa. Mientras los demócratas texanos resisten desde el exilio, Newsom lidera la contraofensiva demócrata, y DeSantis y Abbott avanzan la agenda de Trump. Este pulso, que trasciende las fronteras estatales, podría definir el futuro político de Estados Unidos, con consecuencias que resonarán mucho más allá de 2026.

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