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EN PORTADA: CAOS AÉREO

El cierre del Gobierno Federal entró en su quinta semana con creciente inquietud sobre la continuidad del transporte aéreo en el país.
Avión en aeropuerto espera despegue en pleno caos aéreo por cierre del Gobierno
Foto: Shutterstock

El cierre del Gobierno pone en jaque los aeropuertos: controladores sin paga y vuelos al borde del colapso.

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CAOS AÉREO

El cierre del Gobierno o shutdown del Gobierno, que ya cumple un mes, tiene a los aeropuertos al borde del colapso. Controladores aéreos sin sueldo trabajan al límite, mientras los vuelos sufren retrasos y cancelaciones en todo el país.

Un mes de parálisis y aeropuertos en crisis

El cierre del gobierno federal, iniciado el 1 de octubre, ha desatado una tormenta en los cielos de Estados Unidos. Los aeropuertos, desde Los Ángeles hasta Dallas, enfrentan interrupciones diarias por la falta de controladores de tráfico aéreo. Ellos trabajan sin paga y bajo una presión insostenible. 

La Administración Federal de Aviación (FAA) reportó retrasos de 20 minutos en promedio en Dallas y hasta 40 minutos en Austin, donde una pausa en los vuelos dejó a miles de pasajeros varados. En Los Ángeles (LAX), los problemas de personal llevaron a una suspensión temporal de vuelos el fin de semana, afectando al 28% de los despegues programados, según datos de Cirium.

El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió la semana pasada que la situación empeorará. “Los viajeros verán más retrasos y cancelaciones”, dijo en Sunday Morning Futures de Fox News. La razón: los controladores, agotados, están reportándose enfermos en mayor número, incapaces de soportar el estrés de un trabajo que exige precisión absoluta sin compensación económica.

Controladores al límite: sin sueldo, pero con horas extra

La Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo reveló que la mayoría de sus miembros trabajan seis días a la semana, con horas extra obligatorias, sin recibir un centavo durante el cierre. “Están al límite”, afirmó Duffy, y los números lo confirman. La FAA reportó que la escasez de personal causó nuevas interrupciones, con aeropuertos como LAX enfrentando retrasos de 25 minutos en promedio. En Austin, una pausa de una hora en los vuelos paralizó las operaciones hasta las 4:15 p.m.

Los controladores, responsables de guiar miles de aviones diarios, enfrentan un dilema: seguir trabajando sin paga o reportarse enfermos, lo que agrava el caos. El sindicato planea una acción, repartiendo folletos en los principales aeropuertos para alertar a los pasajeros. Estos folletos explican cómo el cierre está poniendo en riesgo la seguridad y la eficiencia del sistema aéreo.

Pasajeros atrapados en un limbo de incertidumbre

Para los viajeros, el impacto es inmediato. Familias varadas, vuelos cancelados y filas interminables se han convertido en la norma. En LAX, se vivió una pesadilla cuando la FAA detuvo todos los vuelos con destino a Los Ángeles durante dos horas, obligando a los aviones a esperar en sus ciudades de origen. “Estaba en Denver, listo para despegar, y nos tuvieron una hora en la pista sin explicación”, contó Ana López, una pasajera afectada.

Los retrasos no solo generan frustración, sino también costos. Las aerolíneas, presionadas por la falta de controladores, enfrentan pérdidas millonarias, mientras los pasajeros lidian con conexiones perdidas y planes arruinados. “Es un desastre. Nadie sabe cuándo terminará esto”, dijo un empleado de una aerolínea en Dallas, que pidió no ser identificado.

Nuevas reglas biométricas: más tensión en los aeropuertos

Como si el caos no fuera suficiente, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció una nueva normativa que entrará en vigor el 26 de diciembre. A partir de esa fecha, todos los extranjeros que entren o salgan de EE.UU. por aire, tierra o mar serán fotografiados, y algunos deberán proporcionar datos biométricos, como huellas digitales o escaneos faciales. El DHS asegura que esto mejorará la seguridad nacional, combatiendo el terrorismo y el uso fraudulento de documentos.

Sin embargo, la medida ha generado críticas. Kate Lincoln-Goldfinch, abogada migratoria de Austin, advirtió que recolectar datos biométricos a la salida del país marca “un cambio fundamental en la vigilancia”. “Las familias merecen saber qué pasa con sus datos y cuánto tiempo se guardarán”, dijo, exigiendo mayor transparencia y salvaguardias legales. La nueva regla, que afecta a todos los no ciudadanos, incluidos menores y adultos mayores, podría complicar aún más los viajes en un sistema ya saturado por el cierre.

¿Cuándo terminará el caos?

El cierre federal, que comenzó por desacuerdos presupuestarios en el Congreso, no muestra señales de resolverse pronto. Los republicanos enfrentan crecientes críticas de los votantes, no solo por el caos aéreo, sino también por el aumento de primas de salud, otro tema candente. Mientras tanto, los controladores aéreos, héroes anónimos del sistema, trabajan bajo condiciones insostenibles, y los pasajeros pagan el precio.

La reunión del sindicato podría ser un punto de inflexión, pero sin un acuerdo en Washington, el colapso aéreo amenaza con intensificarse. “No podemos seguir así”, dijo un controlador en Dallas, hablando bajo anonimato. “Estamos haciendo lo imposible, pero todos tenemos un límite”.

Para los millones de viajeros que dependen de los aeropuertos, la pregunta no es solo cuándo podrán volar sin retrasos, sino si el sistema aéreo de EE.UU. puede resistir un cierre que parece no tener fin.

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