Los recortes de fondos económicos en Estados Unidos han forzado el cierre de la Corporación para la Radiodifusión Pública (CPB), anunció la entidad el viernes. La decisión llega tras la aprobación de un proyecto de ley que elimina 1,100 millones de dólares en fondos federales. Este dinero estaba destinado a apoyar a NPR, PBS y más de 1,500 estaciones locales durante los próximos dos años. La medida, impulsada por el presidente Donald Trump, marca un hito en décadas de intentos republicanos por cortar la financiación pública. Muchas estaciones, especialmente en áreas rurales, enfrentan ahora un futuro incierto.
Impacto en la radiodifusión pública
La CPB, creada en 1967, distribuye fondos a estaciones de radio y televisión públicas en todo el país. El proyecto de ley, firmado el 24 de julio de 2025, rescinde 9,000 millones de dólares en total, incluyendo la partida de la CPB. “Nos enfrentamos a la difícil realidad de cerrar nuestras operaciones”, dijo Patricia Harrison, presidenta de la CPB. La corporación planea mantener un equipo reducido hasta enero para gestionar el cierre. Este proceso busca apoyar a las estaciones locales en la transición.

Las estaciones rurales, que dependen hasta en un 30% de los fondos federales, son las más afectadas. En estados como Alaska y Kentucky, estas emisoras son vitales para noticias locales y alertas de emergencia. Katherine Maher, directora de NPR, advirtió que los recortes debilitarán el sistema de medios públicos. “Las comunidades que dependen de nosotros sentirán el impacto más fuerte”, expresó. La CPB estima que hasta 18% de las estaciones podrían cerrar sin este apoyo.
Efectos inmediatos
El impacto de los recortes de la administración de Donald Trump se sentirá pronto. Muchas estaciones ya planean recortes de personal y programación. Por ejemplo, Allegheny Mountain Radio en Virginia Occidental perderá hasta el 65% de su presupuesto. Su gerente, Scott Smith, dijo que podrían cerrar una de sus tres estaciones. En Colorado, KSUT, una emisora tribal, enfrenta una pérdida del 20% de su financiación. Estas estaciones ofrecen noticias locales, alertas de desastres y programas culturales que no cubren los medios comerciales.

En áreas urbanas, estaciones como WHYY en Filadelfia resistirán mejor gracias a donaciones privadas. Sin embargo, incluso estas emisoras perderán programas clave. PBS NewsHour y Morning Edition podrían enfrentar dificultades para mantenerse en el aire. La CPB también financia documentales y programas infantiles como Sesame Street. Sin fondos federales, muchas estaciones tendrán que buscar nuevas fuentes de ingresos o reducir servicios.
Reacciones y contexto
La decisión ha generado críticas de defensores de los medios públicos. Paula Kerger, presidenta de PBS, calificó los recortes como un golpe al “valor de las comunidades”. Un sondeo de Harris Poll mostró que el 66% de los estadounidenses apoya la financiación pública para radio y televisión. En el Senado, Lisa Murkowski de Alaska votó contra los recortes, destacando su importancia para alertas de emergencia. “Estas estaciones son la voz de nuestras comunidades”, dijo.
Los republicanos justifican los recortes alegando un supuesto sesgo liberal en NPR y PBS. “El dinero del contribuyente no debe subsidiar medios sesgados”, afirmó Russell Vought, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto. Sin embargo, estaciones locales argumentan que su programación es neutral y esencial. En Texas, por ejemplo, estaciones como KEDT temen cerrar, dejando sin servicio a comunidades rurales. La CPB ha intentado proteger su autonomía legal, pero los recortes han prevalecido.
Futuro incierto
Con el cierre de la CPB, las estaciones locales enfrentan un panorama sombrío. Muchas ya han comenzado a buscar donaciones privadas y patrocinios. En California, Radio Bilingüe perdió un millón para modernizar equipos, afectando su servicio en español. Las estaciones universitarias, como WPSU en Pensilvania, también enfrentan recortes del 20% de su presupuesto. Estas emisoras son cruciales para la educación y las noticias locales.
El impacto se extiende más allá de la programación. Las estaciones públicas ofrecen alertas de emergencia durante desastres como huracanes o incendios. En Carolina del Norte, las emisoras fueron clave durante el huracán Helene en 2024. Sin financiación, estas capacidades se verán reducidas. Mientras tanto, las comunidades rurales y tribales, que dependen de estas estaciones, enfrentan la mayor pérdida. Los recortes de Trump han cambiado el panorama de los medios públicos, dejando a muchas estaciones luchando por sobrevivir.
