Los Ángeles fue el lugar de una polémica. Aparecieron proyecciones luminosas que critican a Spotify. Estas proyecciones dicen que Spotify permite anuncios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Las imágenes, visibles en la fachada de un edificio del centro, mostraban mensajes como “Spotify, no transmitas fascismo” y “Cancela Spotify”, acompañados de figuras que simulaban a agentes de inmigración deteniendo a migrantes.
Las proyecciones se difundieron rápidamente en redes sociales y alimentaron la indignación de usuarios y activistas proinmigrantes. Aunque algunos reportes señalaban que las imágenes se proyectaron directamente sobre el edificio de Spotify en Los Ángeles, la empresa desmintió esa versión. Sin embargo, el debate sobre el papel de las plataformas digitales en la difusión de mensajes gubernamentales se intensificó.
Aumenta la presión contra Spotify
En las últimas semanas, varios usuarios reportaron haber escuchado y visto anuncios de reclutamiento de ICE mientras usaban Spotify en su versión gratuita. Estos mensajes, que también se han difundido en servicios como HBO Max y Pandora, invitan a “proteger a Estados Unidos” e instan a los oyentes a unirse a la agencia migratoria.
Uno de los anuncios afirma que “los inmigrantes ilegales peligrosos andan sueltos” y anima a la policía local a colaborar con ICE. Este tipo de contenido despertó rechazo inmediato entre defensores de los derechos humanos, quienes consideran que refuerza estereotipos y alimenta el racismo institucional.
Según reportes, la campaña publicitaria se enmarca en un plan federal que destina miles de millones de dólares al reclutamiento de nuevos agentes de deportación antes de fin de año. En consecuencia, la participación de Spotify como vehículo de difusión generó una ola de críticas.
Usuarios anuncian boicot masivo
A raíz de la controversia, cientos de usuarios comenzaron a cancelar sus suscripciones y compartieron en línea los motivos de su decisión. En foros y redes sociales, muchos expresaron sentirse “traicionados” por una plataforma que asocian con la cultura y la creatividad.
“Me alegra haber cancelado antes de enterarme”, escribió un usuario, mientras otro aseguró haber eliminado todas las cuentas familiares. Para muchos, dejar el servicio representa una forma de protesta económica efectiva. El mensaje general es claro: “Si las empresas no escuchan, se les afecta donde más duele, en el bolsillo”.
Artistas también se suman a las críticas
La indignación no solo proviene de los oyentes. Diversos músicos manifestaron su descontento con Spotify por mantener los anuncios de ICE y, en algunos casos, decidieron retirar su música de la plataforma. Entre ellos se encuentra la banda indie Deerhoof, que señaló su preocupación por la relación de la compañía con tecnologías de inteligencia artificial y su aparente apoyo a contratos militares.
El grupo expresó que “la tecnología de combate basada en IA se ha convertido en el nuevo objeto de lujo de los superricos” y que plataformas como Spotify contribuyen a un modelo desigual de poder. Sus declaraciones, difundidas por medios especializados en cultura y tecnología, reflejan un creciente malestar entre los artistas, quienes acusan a la empresa de priorizar la rentabilidad sobre los valores éticos.
Spotify responde a la controversia
Ante la presión mediática, un portavoz de Spotify explicó que los anuncios de ICE forman parte de una campaña gubernamental difundida en distintos medios, incluida la televisión y otras plataformas digitales. Aseguró que los usuarios pueden modificar sus preferencias publicitarias si desean evitar ese tipo de contenido.
Pese a las aclaraciones, las críticas no han disminuido. Activistas y consumidores sostienen que la empresa debería establecer límites más estrictos sobre las campañas que acepta, en especial cuando provienen de agencias cuestionadas por sus prácticas. Además, consideran que el mensaje asociado al ICE contradice los valores inclusivos que Spotify suele promover en su comunicación corporativa.
Por ahora, la compañía mantiene su postura y descarta que los anuncios infrinjan sus políticas internas. Sin embargo, el debate sobre el papel ético de las plataformas de streaming continúa. Cada nuevo boicot o retiro de artistas refuerza la percepción de que, en tiempos de creciente polarización, incluso la música se ha convertido en un terreno de disputa política.
