La irreverente serie animada South Park volvió a encender la polémica con su más reciente episodio, “Got A Nut”, emitido el miércoles por la noche, donde los creadores Trey Parker y Matt Stone arremeten contra el presidente Donald Trump y su administración. Con su característico humor satírico, el programa apunta a figuras como la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y aborda temas candentes como las políticas migratorias y la cultura de los pódcasts conservadores.
Una sátira sin filtros
En el episodio, el consejero escolar Mr. Mackay pierde su empleo debido a recortes en el Departamento de Educación y acepta un trabajo en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). El guion incluye un video ficticio de Noem, quien explica que sacrificó a su cachorro disparándole, una referencia directa a las memorias de 2024 de la secretaria, donde admitió haber matado a su perro por considerarlo “inadiestrable”. El personaje de Noem aparece disparando a perros como un chiste recurrente, lo que desató críticas y risas por igual. La sátira también incluye a Trump y al vicepresidente J.D. Vance, retratados en Mar-a-Lago con trajes blancos al estilo de la serie de los 80 Fantasy Island.
Por su parte, el episodio parodia la creciente influencia de los pódcasts conservadores. Clyde, un estudiante de cuarto grado, se convierte en un pódcaster nacionalista blanco, superando en comentarios ofensivos a Eric Cartman, el icónico personaje intolerante de la serie. La trama culmina con Clyde y Mr. Mackay siendo recompensados con un viaje a Mar-a-Lago por sus acciones en redadas de ICE, donde Noem grita frases como “¡Solo detengan a los morenos!”.
Reacciones desde la Casa Blanca
La Casa Blanca no tardó en responder. Taylor Rogers, portavoz de Trump, minimizó el impacto del episodio en un comunicado, afirmando que South Park “no ha sido relevante en más de 20 años” y calificó sus guiones como “poco inspirados”. “El presidente Trump ha cumplido más promesas en seis meses que cualquier otro presidente en la historia”, añadió Rogers, defendiendo la agenda de Trump, que incluye políticas migratorias estrictas y aranceles comerciales. El episodio del 23 de julio, que también satirizó al presidente, ya había generado críticas similares desde el gobierno.
Sin embargo, las burlas de South Park llegan en un momento de tensiones externas para sus creadores. Semanas antes del estreno de la temporada, Parker y Stone expresaron su frustración por la fusión entre Paramount Global y Skydance Media, completada este jueves. “Esta fusión es un desastre y está arruinando South Park”, escribieron en un mensaje en redes sociales, señalando problemas en las negociaciones de su contrato. La cancelación de The Late Show with Stephen Colbert por parte de CBS, una filial de Paramount, también alimentó especulaciones sobre intentos de apaciguar a Trump para facilitar la fusión.
Un historial de sátira política
South Park no es ajeno a las controversias políticas. Desde su debut en 1997, la serie ha abordado temas sensibles con humor mordaz, criticando a figuras de ambos partidos. En 2020, un especial sobre la pandemia ridiculizó las respuestas de Trump al COVID-19, mientras que episodios anteriores han apuntado a líderes como George W. Bush y Barack Obama. La serie, que genera más de 500 millones de dólares anuales en ingresos para Paramount, según estimaciones de la industria, sigue siendo una fuerza cultural, con una audiencia promedio de 3.2 millones de espectadores por episodio en 2024.
Por otro lado, la sátira sobre Noem y las políticas migratorias toca un nervio sensible. Las redadas de ICE, que han detenido a más de 140,000 personas en 2025 según el Departamento de Seguridad Nacional, son un pilar de la agenda de Trump. Las críticas de Parker y Stone reflejan un descontento más amplio con estas políticas, especialmente en estados como California, donde las comunidades inmigrantes han protestado contra los operativos.
A medida que South Park continúa su temporada, los creadores parecen decididos a mantener su tono provocador, desafiando a la administración Trump y generando debates que resuenan más allá de la pantalla.
