El presidente Donald Trump anunció el 31 de julio de 2025 un ambicioso proyecto para transformar la Casa Blanca con la construcción de un nuevo salón de baile de 8,000 metros cuadrados, el mayor añadido a la residencia presidencial en décadas. La obra, que comenzará en septiembre y estará financiada por donaciones privadas, busca dotar al icónico edificio de un espacio para eventos de gran envergadura. Este movimiento, que refleja el estilo grandioso de Trump, ha generado tanto entusiasmo como críticas por su costo y prioridades en un contexto de desafíos económicos y sociales.
Un salón para eventos majestuosos
Durante una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explicó que el nuevo salón responde a una necesidad histórica. “Presidentes anteriores soñaron con un espacio para eventos de gran escala, y Trump está comprometido a hacer esto realidad”, afirmó. La Casa Blanca, construida en 1800, carece de un área adecuada para recepciones masivas, con el Salón Este limitado a 450 personas, según datos históricos del Servicio de Parques Nacionales. El nuevo salón, con capacidad para miles, permitirá eventos diplomáticos y ceremonias de alto perfil, reforzando la imagen de la presidencia.
Por su parte, el proyecto, valuado en 200 millones de dólares, será financiado por donaciones privadas, incluyendo una contribución significativa del propio Trump y otros “patriotas”, según un comunicado oficial. En 2024, las donaciones privadas a proyectos federales alcanzaron los 1,200 millones de dólares, según el Departamento del Tesoro, lo que sugiere un creciente interés de donantes en iniciativas de prestigio nacional. La construcción, a cargo de Clark Construction, conocida por proyectos como el Capital One Arena, está programada para concluir antes del fin del mandato de Trump en 2029.
Diseño neoclásico en el ala este
El nuevo salón se ubicará en el ala este de la Casa Blanca, separado del edificio principal para preservar su estructura histórica. La firma McCrery Architects, con sede en Washington, diseñará el espacio en un estilo neoclásico que armonice con la arquitectura original de la residencia, construida por James Hoban. Según el comunicado, el diseño incluirá columnas de mármol, techos altos y detalles inspirados en la Casa Blanca original. En 2023, McCrery Architects restauró el Edificio de Oficinas Ejecutivas Eisenhower, demostrando experiencia en proyectos históricos, según Architectural Record.
Además, la obra promete generar beneficios económicos locales. Clark Construction estima que el proyecto creará 1,500 empleos temporales en Washington D.C., con un impacto económico de 300 millones de dólares, según proyecciones de la Cámara de Comercio local. Sin embargo, los críticos, como el senador Bernie Sanders, han cuestionado la prioridad del gasto. “Con 150,000 funcionarios federales sin trabajar y una crisis de vivienda, ¿es esto lo que necesitamos?”, dijo Sanders en un comunicado. En 2025, el 20% de los hogares en D.C. enfrentan inseguridad habitacional, según el Urban Institute.
Debate sobre el legado de Trump
Pese a todo, el proyecto refuerza la visión de Trump de dejar una marca duradera. En su primer mandato, remodeló el Jardín de las Rosas por 2.5 millones de dólares, según la Casa Blanca, un esfuerzo que también dividió opiniones. El nuevo salón, descrito como “un regalo para el pueblo estadounidense” por Leavitt, busca proyectar poder y opulencia, con un diseño que podría incluir un escenario permanente y tecnología de punta para eventos. En 2024, la Casa Blanca acogió 70 eventos oficiales, según el Servicio de Parques Nacionales, lo que resalta la necesidad de un espacio más grande.
La construcción enfrentará desafíos logísticos. El ala este, adyacente a los terrenos históricos, requerirá medidas para minimizar el impacto ambiental, especialmente tras críticas a proyectos similares en Florida, como Alligator Alcatraz. En 2023, el 60% de los proyectos federales en D.C. enfrentaron retrasos por regulaciones ambientales, según Government Executive. Mientras tanto, la administración de Trump, que ha destinado 500 millones a infraestructura en 2025, según el Departamento de Transporte, insiste en que el salón será un símbolo de “grandeza estadounidense”. Con la obra programada para iniciar en semanas, el debate sobre su costo y propósito sigue creciendo.
