La Casa Blanca confirma que el cierre del Gobierno se extenderá, intensificando la crisis con el Senado.
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El cierre del Gobierno federal se prolongará al menos hasta el viernes, según confirmó la Casa Blanca, mientras la pugna entre republicanos y demócratas en el Senado alcanza un punto crítico. Con despidos masivos de empleados federales en el horizonte y servicios clave en jaque, la crisis amenaza con golpear a millones de estadounidenses, desde parques nacionales hasta tribunales de inmigración.
Un pulso político que paraliza al país
El origen del caos radica en la falta de acuerdo sobre una resolución continua, un proyecto de ley temporal que extiende la financiación federal para evitar cierres mientras se negocian los presupuestos anuales. Esta vez, el Senado no logró los 60 votos necesarios para aprobar la propuesta republicana, que buscaba mantener al Gobierno operativo hasta noviembre. Solo tres demócratas –Catherine Cortez Masto, John Fetterman y Angus King– cruzaron líneas partidistas para apoyarla, dejando a la bancada de Chuck Schumer firme en su rechazo.
La Casa Blanca, liderada por el presidente Donald Trump, culpa directamente a los demócratas. “Los demócratas tomaron la decisión de cerrar el Gobierno”, acusó el secretario de Estado Marco Rubio en X, señalando que sus “acciones partidistas” debilitan la seguridad nacional. La secretaria de prensa Karoline Leavitt fue más allá, advirtiendo que los despidos en la fuerza laboral federal son “inminentes” y que el Gobierno usará el cierre para “reducir el tamaño” de la burocracia, alineándose con la agenda de Trump.
Por su parte, los demócratas, encabezados por Schumer y Hakeem Jeffries, líder de la minoría en la Cámara, insisten en que los republicanos se negaron a negociar. “Cuando fui líder de la mayoría, evitamos cierres porque negociamos. Esta vez, ellos no lo hicieron”, dijo Schumer a CNN, acusando a los republicanos de intentar recortar programas de salud como Medicaid y los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible.
Impactos inmediatos: de parques a tribunales
El cierre ya deja huella. En Washington, los tribunales suspendieron la emisión de certificados de matrimonio, aunque servicios “esenciales” como la libertad condicional juvenil siguen operando. En los tribunales de inmigración, la situación es caótica: mientras algunos en Nueva York continúan con audiencias para detenidos, otros, como en Atlanta, cancelaron casos de no detenidos, dejando a inmigrantes en un limbo.
Los parques nacionales, emblemas del país, operan a media máquina. El Departamento del Interior mantiene abiertas carreteras y senderos, pero sin personal suficiente, lo que ha desatado críticas. “Es irresponsable y peligroso”, advirtió Emily Thompson, de la Coalición para Proteger los Parques Nacionales, recordando el vandalismo y daños ambientales del cierre de 2018. Algunos estados, como Utah, prometieron financiar parques locales, pero la falta de guardaparques aumenta los riesgos de seguridad.
El sector económico también sufre. La Oficina de Análisis Económico suspendió la publicación de datos clave, como el PIB del tercer trimestre y el índice de inflación PCE, dejando a inversionistas y la Reserva Federal sin información crítica. Wall Street, sin embargo, se mantiene estable, con el Dow y el S&P 500 apenas variando, según CNN. “Es más un evento político que de mercado”, afirmó Eric Teal, de Comerica Wealth Management.
Despidos y tensiones: la estrategia de Trump
El director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Russ Vought, encendió alarmas al advertir a republicanos de la Cámara que los despidos federales comenzarán en “uno o dos días”. Aunque no detalló cuántos empleados o qué agencias se verán afectadas, Vought señaló que priorizarán recortes en programas no esenciales, como el WIC, que apoya a madres y niños. “Podemos hacer cambios irreversibles”, dijo Trump, sugiriendo una reestructuración profunda del Gobierno durante el cierre.
Esta estrategia ha generado roces incluso entre republicanos. El senador Kevin Cramer advirtió que los despidos podrían provocar una “reacción adversa” en las urnas, complicando futuros debates legislativos. Por otro lado, el senador Ron Johnson minimizó las preocupaciones, comparando los recortes con despidos en el sector privado: “El Gobierno está en bancarrota. Esto pasa todo el tiempo”.
Polémica y politización
La Casa Blanca ha intensificado la retórica, proyectando un video generado por IA en su sala de prensa que caricaturiza a Schumer y Jeffries, calificado como “racista y vulgar” por críticos. El mensaje, que incluye burlas sobre inmigrantes y la canción “Jarabe Tapatío”, fue defendido por el vicepresidente J.D. Vance como una “broma”. Además, sitios web de agencias como el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano muestran mensajes que culpan a la “izquierda radical”, lo que algunos abogados consideran una violación de la Ley Hatch, que prohíbe la politización de agencias federales.
¿Qué sigue?
Con el Senado en pausa hasta el viernes por Yom Kipur y la Cámara en receso hasta la próxima semana, el cierre podría extenderse. Los demócratas exigen negociar la extensión de subsidios médicos, mientras los republicanos, liderados por Mike Johnson, insisten en que su proyecto es “impecable”. La senadora Jeanne Shaheen, un voto clave, mantiene conversaciones con republicanos, pero no hay avances concretos.
Mientras tanto, millones de estadounidenses enfrentan las consecuencias: desde retrasos en ayuda por inundaciones hasta la suspensión de datos económicos. Con la temporada de huracanes en su apogeo y programas como el WIC en riesgo, el cierre no solo es un enfrentamiento político, sino una crisis que golpea a los más vulnerables.