La tensión entre agentes migratorios y comunidades latinas en Washington se ha intensificado en las últimas semanas. Vecinos de barrios con alta presencia hispana han protagonizado escenas de resistencia frente a operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), logrando incluso que algunos detenidos fueran liberados en el momento.
En zonas como Mount Pleasant, Petworth y Columbia Heights, residentes de distintas edades han salido a las calles para exigir que se detengan las redadas, reflejando un clima de desconfianza hacia las autoridades migratorias y el impacto directo que estas medidas tienen en la vida diaria de los inmigrantes.
Vecinos contra las redadas
Uno de los episodios más recientes ocurrió en Mount Pleasant, donde agentes de ICE intentaron detener a un salvadoreño. Al ver la situación, decenas de vecinos salieron a protestar y gritaron a los oficiales que se marcharan. En Petworth, un caso similar tuvo lugar cuando un guatemalteco con muleta fue interceptado. Testigos aseguran que, tras la presión de la comunidad, los agentes liberaron al hombre.
Estas escenas no son aisladas. De acuerdo con defensores de los inmigrantes, las redadas en la capital son cada vez más frecuentes y han generado un ambiente de miedo que afecta tanto a indocumentados como a residentes legales. Para muchos, la desconfianza hacia ICE se ha convertido en parte de la vida diaria.
Una ciudad marcada por la historia migrante
Mount Pleasant es desde hace décadas el hogar de comunidades provenientes de El Salvador y otros países centroamericanos. Allí, pequeños restaurantes, tiendas y mercados mantienen viva la cultura latina, aunque el barrio se ha transformado con la gentrificación.
Los recuerdos de tensión no son nuevos. En 1991 se produjeron disturbios después de que un policía disparara a un salvadoreño, un hecho que marcó a toda la zona. Petworth, un vecindario residencial cercano, también concentra una gran población hispana, lo que explica la fuerte reacción de los vecinos frente a los operativos actuales.
La política migratoria de Trump en la capital
El presidente Donald Trump ha intensificado la aplicación de leyes migratorias desde que asumió el cargo. En agosto declaró una “emergencia criminal” en Washington, lo que permitió la federalización temporal de la policía local. Aunque la orden no mencionaba específicamente la inmigración, los barrios con mayoría latina se han convertido en escenario frecuente de operativos.
El gobierno sostiene que estas acciones buscan combatir el crimen. Sin embargo, según encuestas, el apoyo a estas medidas ha disminuido en la medida que aumentan las detenciones de personas sin antecedentes penales. La estrategia, respaldada por la base republicana, ha generado fuertes críticas en la capital.
Acusaciones de discriminación
Organizaciones comunitarias denuncian que ICE detiene a personas basándose en su apariencia física o el simple hecho de parecer inmigrantes. “Se detiene a cualquiera que parezca negro o moreno o que parezca que podría ser inmigrante”, señaló Amy Fischer, de la Red de Ayuda Mutua de Solidaridad con los Migrantes.
A nivel legal, la Corte Suprema reactivó este mes las detenciones fundamentadas en raza, etnia o ubicación, tras anular una decisión que las limitaba en Los Ángeles. Este fallo abrió nuevamente la puerta a tácticas agresivas por parte de ICE y la Patrulla Fronteriza.
La postura de la Casa Blanca
Desde la Casa Blanca, la portavoz Abigail Jackson afirmó que la iniciativa busca perseguir a todos los delincuentes, sin importar su estatus migratorio. Aseguró que las críticas sobre racialización solo intentan “desprestigiar a los agentes de la ley”. Según la funcionaria, muchos de los extranjeros detenidos enfrentan cargos graves o condenas previas por crímenes violentos.
Por su parte, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) reiteró que “nadie que viva legalmente en Estados Unidos tiene nada que temer” y confirmó que algunos detenidos en los recientes operativos ya han sido liberados.
Una comunidad que no se queda callada
En barrios como Columbia Heights, donde abundan los restaurantes salvadoreños y los vendedores de pupusas y bebidas tradicionales, la resistencia de los vecinos se ha hecho cada vez más visible. Cuando agentes de ICE, junto con la policía local y el Servicio de Alguaciles, irrumpieron en un edificio en busca de una menor desaparecida, la comunidad respondió de inmediato con grabaciones y mensajes en tiempo real para alertar a familiares y amigos.
Aunque en esa operación se rescató a la niña y se detuvo a presuntos miembros de la pandilla MS-13, muchos vecinos no dejaron de expresar su rechazo. Al retirarse los agentes, transeúntes los compararon con la “Gestapo” y acompañaron a un niño pequeño hasta la escuela para protegerlo del miedo.
El ambiente de tensión ha tenido un impacto económico. Restaurantes y negocios locales reportan menos clientes porque muchas familias prefieren quedarse en casa para evitar encuentros con ICE. “No nos sentimos seguros por la simple razón de que somos latinos”, expresó Nelvin Rodríguez, un residente permanente hondureño que vive en la zona desde hace 20 años.