El presidente Donald Trump está dejando su marca en la Casa Blanca con un ambicioso proyecto de renovaciones que promete transformar la icónica residencia. Desde su regreso al poder el 20 de enero de 2025, Trump ha impulsado cambios que reflejan su gusto por el lujo, inspirados en su mansión de Mar-a-Lago. El plan más destacado es la construcción de un salón de baile de $200 millones, que comenzará en septiembre de 2025 y que, según la vocera Karoline Leavitt, estará listo mucho antes del fin de su mandato en 2029. Este proyecto, financiado por Trump y donantes privados, busca modernizar el espacio para eventos, eliminando la necesidad de carpas temporales en cenas de Estado.
Además del salón, Trump ha supervisado la instalación de astros de banderas gigantes en los jardines norte y sur, visibles desde el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. También ha transformado el Jardín de las Rosas, reemplazando el césped con piedra caliza para imitar el patio de su club en Florida. Estas renovaciones han generado debate por su costo y su impacto en la historia de la Casa Blanca, pero Trump insiste en que respetan la esencia del edificio.
Un toque dorado
El Despacho Oval ya luce detalles dorados, incluyendo querubines dorados en las puertas, traídos directamente desde Mar-a-Lago. Trump, conocido por su pasado como magnate inmobiliario, ha trabajado con artesanos de Florida para personalizar la decoración. Según la Asociación Histórica de la Casa Blanca, cada presidente puede realizar ajustes estéticos, pero las renovaciones de Trump destacan por su escala y estilo opulento. El nuevo salón de baile, diseñado por McCrery Architects, tendrá candelabros de cristal, columnas corintias doradas y un suelo de mármol, evocando el lujo de los clubes privados del presidente.
La Casa Blanca no es ajena a los cambios. Desde su construcción en 1792, presidentes como Theodore Roosevelt y Harry Truman han dejado su huella. Sin embargo, las renovaciones actuales son las más extensas desde la reconstrucción de 1952. La secretaria general Susie Wiles aseguró que el proyecto respeta el legado histórico, trabajando con el Servicio de Parques Nacionales para garantizar que las modificaciones sean compatibles con la arquitectura original.
Impacto en la Casa Blanca
El Jardín de las Rosas, rediseñado originalmente por Jackie Kennedy en la década de 1960, ha sido uno de los espacios más transformados. Trump justificó el cambio al señalar que el césped era problemático para eventos formales, especialmente para mujeres con tacones altos. Ahora, el jardín cuenta con sellos presidenciales incrustados en la piedra y rejillas de drenaje con diseños de banderas estadounidenses. Aunque el cambio ha sido criticado por alterar un espacio icónico, Trump lo considera una mejora práctica y estética.

El nuevo salón de baile, con capacidad para 650 invitados, busca resolver la falta de espacio para eventos grandes. Actualmente, el Salón Este solo puede albergar a unas 200 personas, y las cenas de Estado a menudo requieren carpas al aire libre. La Casa Blanca espera que el nuevo espacio, con su diseño neoclásico, elimine estos inconvenientes y ofrezca un escenario digno para recepciones internacionales.
El legado de Trump
Trump, quien se describe como un constructor de corazón, ha expresado su pasión por estos proyectos. Durante una reunión en julio de 2025, preguntó a su gabinete sobre la posibilidad de añadir más detalles dorados al Ala Oeste. Aunque algunos ven estas renovaciones como una extensión de su marca personal, otros, como el historiador presidencial Tim Naftali, sugieren que los cambios podrían no perdurar más allá de su mandato. La Casa Blanca ha evolucionado con el tiempo, y elementos como el Balcón de Truman o las antigüedades de Jackie Kennedy se han integrado a su identidad.

El financiamiento privado de las renovaciones, liderado por Trump y donantes anónimos, ha generado preguntas sobre transparencia. Sin embargo, la Oficina Militar de la Casa Blanca y el Servicio Secreto están colaborando para asegurar que los cambios sean seguros y funcionales. Mientras tanto, Trump continúa supervisando cada detalle, desde el diseño de las astas hasta la elección de materiales, asegurando que su visión quede plasmada en la Casa Blanca.
A medida que las obras avanzan, los residentes de Washington y los visitantes notan los cambios. Las astros de banderas y el nuevo pavimento del Jardín de las Rosas ya son parte del paisaje. El salón de baile, una vez terminado, podría convertirse en un símbolo duradero del segundo mandato de Trump, aunque su estilo extravagante seguirá siendo tema de conversación.
