El Senado de Texas aprobó el sábado un nuevo mapa de distritos electorales para el Congreso, diseñado para otorgar al Partido Republicano hasta cinco escaños adicionales en las elecciones de mitad de período de 2026. Este plan, impulsado por el presidente Donald Trump y el gobernador Greg Abbott, ha desatado una batalla nacional por la redistribución de distritos, con estados liderados por demócratas como California respondiendo con sus propios mapas. La maniobra, inusual a mitad de década, busca consolidar el control republicano en la Cámara de Representantes de EE.UU., pero enfrenta críticas por posibles violaciones a los derechos de voto y promesas de desafíos legales.
Un mapa para fortalecer a los republicanos
La votación en el Senado de Texas, con un resultado de 19-2, marcó el último paso legislativo para un mapa que rediseña 38 distritos congresionales, creando cinco nuevos con fuerte inclinación republicana. Según el Texas Legislative Council, estos distritos habrían sido ganados por Trump en 2024 por márgenes de al menos 10 puntos. El mapa, aprobado previamente por la Cámara de Representantes estatal el 20 de agosto con un voto de 88-52, afecta escaños demócratas en Houston, Dallas, Austin y el Valle del Río Grande, incluyendo los de los representantes Al Green, Greg Casar, Lloyd Doggett, Henry Cuellar y Vicente González.
Por ejemplo, el Distrito 9 de Houston, representado por Green, se fusiona con áreas rurales conservadoras, volviéndolo favorable a los republicanos. En Austin, los distritos de Casar y Doggett se reconfiguran, forzando una posible primaria entre ambos o la pérdida de un escaño demócrata. Los republicanos argumentan que el mapa refleja el cambio demográfico hacia la derecha en Texas, donde Trump ganó con el 56% en 2024, pero los demócratas lo califican como un intento descarado de manipulación electoral.
Una reacción en cadena nacional
La aprobación del mapa texano ha desencadenado respuestas en otros estados. En California, los demócratas, liderados por el gobernador Gavin Newsom, aprobaron el jueves un mapa que crearía cinco distritos favorables a su partido, aunque requiere la aprobación de los votantes en un referendo el 4 de noviembre debido a la autoridad de una comisión independiente. “Los republicanos iniciaron esta locura”, afirmó la senadora estatal Catherine Blakespear, defendiendo la maniobra como una forma de “nivelar el campo” para las elecciones de 2026.
Además, gobernadores demócratas en Illinois, Maryland y Nueva York han insinuado planes similares para rediseñar mapas a su favor. En contraste, estados republicanos como Ohio, Florida, Missouri e Indiana exploran ajustes para añadir distritos conservadores. En Ohio, una ley estatal obliga a redibujar los mapas en 2026, lo que podría beneficiar al Partido Republicano, según el Cook Political Report. Esta escalada refleja una guerra de redistribución que podría definir el control del Congreso.
Protestas y desafíos legales
El proceso en Texas estuvo marcado por tensiones. Los demócratas de la Cámara estatal abandonaron Austin durante dos semanas en agosto para romper el quórum, retrasando la votación. A su regreso, enfrentaron vigilancia policial y multas de hasta 9,354 dólares por legislador, según el representante Charlie Geren. La representante Nicole Collier permaneció dos noches en el Capitolio, negándose a firmar permisos de escolta. “Esto no es democracia, es una elección de votantes por parte de los políticos”, declaró el representante Chris Turner.
Sin embargo, los demócratas prometen llevar el caso a los tribunales, alegando que el mapa diluye el voto de minorías, particularmente hispanos y afroamericanos, violando la Ley de Derechos Electorales. La senadora Carol Alvarado intentó un filibuster en el Senado, pero fue bloqueada por republicanos que citaron un correo de recaudación de fondos como violación de reglas. “Esto es un ataque a la representación de las minorías”, afirmó Alvarado.
Un futuro incierto para 2026
El mapa, ahora en el escritorio de Abbott para su firma, podría aumentar los escaños republicanos de 25 a 30 en Texas, según el analista Dave Wasserman. Sin embargo, los demócratas advierten que la estrategia depende de mantener el apoyo hispano, que representó el 95% del crecimiento poblacional del estado, según datos del Censo. Mientras tanto, el representante Lloyd Doggett anunció que no buscará la reelección si el mapa se mantiene, evitando un enfrentamiento con Greg Casar.
Pese a todo, la batalla está lejos de terminar. Los demócratas planean recaudar 20 millones de dólares para financiar demandas y campañas en distritos competitivos, según el House Majority PAC. Con estados como California y Nueva York listos para contraatacar, la redistribución de distritos promete redefinir el panorama político de EE.UU. antes de las elecciones de 2026.