Las calles de Portland, Oregón, se convirtieron este sábado en epicentro de las manifestaciones “No Kings”, un movimiento que crece en todo Estados Unidos en rechazo a las políticas del presidente Donald Trump. Lo que comenzó como una protesta pacífica terminó con enfrentamientos entre manifestantes y agentes federales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a la multitud.
Tensión frente a las instalaciones federales
La Oficina de Policía de Portland (PPB) confirmó la detención de tres personas tras una presunta agresión ocurrida frente a un edificio federal. Una de ellas fue arrestada y trasladada a un centro de detención, mientras que las otras dos permanecen bajo investigación.
La policía activó un Equipo de Gestión de Incidentes, encabezado por un Comandante de Operaciones Especiales, luego de que el ambiente se tornara más hostil. A través de altavoces instalados en vehículos oficiales, los agentes advirtieron que permanecer en la vía pública podría derivar en arrestos o sanciones.
“Si permaneces en la calle, puedes ser arrestado o citado según las leyes aplicables”, se escuchó en uno de los avisos. Asimismo, las autoridades recordaron a los asistentes que el incumplimiento de estas órdenes exponía a los manifestantes a medidas de control de multitudes, entre ellas el uso de municiones de impacto y fuerza física.
Enfrentamientos y dispersión con gas lacrimógeno
Las tensiones se intensificaron cuando un grupo de participantes lanzó objetos hacia una instalación de ICE. Las fuerzas federales respondieron con gas lacrimógeno y dispositivos aturdidores, provocando que cientos de manifestantes corrieran hacia Waterfront Park, donde horas antes había iniciado la concentración principal.
Los testigos describieron escenas de confusión y caos, mientras los agentes avanzaban con escudos y armas no letales. A pesar del uso de la fuerza, no se registraron heridos de gravedad.
Durante la jornada, los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “Sin tronos, sin coronas, sin reyes” y “La democracia no tiene monarcas”. La protesta formó parte de una serie de más de 2.500 marchas organizadas en diversas ciudades del país por la coalición nacional “No Kings Day”.
“No Kings”: una manifestación contra el autoritarismo
El movimiento “No Kings Day” busca denunciar lo que sus organizadores llaman “la política autoritaria y la crueldad institucional” del Gobierno de Donald Trump. Los activistas acusan a la administración de recortar derechos fundamentales mediante políticas agresivas hacia los inmigrantes, el sistema de salud y la libertad de expresión.
En Portland, la Coalición No Kings había exhortado con anterioridad a mantener una postura de “no confrontación”, enfatizando su compromiso con la desescalada y la seguridad. Sin embargo, las imágenes del enfrentamiento reflejaron un clima de creciente tensión, similar al de otras ciudades donde se produjeron choques con la policía local y federal.
Protestas en todo el país
Las manifestaciones “No Kings” se replicaron en más de 50 áreas metropolitanas, entre ellas Los Ángeles, Chicago, Washington D.C. y Atlanta. En todas, cientos de miles de personas salieron a las calles para exigir límites al poder presidencial y denunciar lo que consideran un debilitamiento de las instituciones democráticas.
En Los Ángeles, las fuerzas del orden también intervinieron por la noche cerca del Centro de Detención Metropolitano, donde declararon una “reunión ilegal” y usaron gas lacrimógeno para dispersar a la multitud. El Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) anunció en redes sociales que los presentes en la calle Alameda debían abandonar el área en un lapso de 15 minutos o enfrentar posibles arrestos.
“Todas las personas en la zona tienen 15 minutos para cumplir. Si permanecen, podrían ser arrestadas o enfrentar otras medidas policiales”, indicó la orden de dispersión publicada por el LAPD.
Clima político y respuesta oficial
El uso de gas lacrimógeno por parte de ICE y las fuerzas de seguridad ha generado nuevas críticas por lo que activistas consideran una “represión desproporcionada” hacia manifestantes pacíficos. Organizaciones civiles y defensores de derechos humanos exigieron una investigación sobre los procedimientos utilizados en Portland.
Por su parte, portavoces del Departamento de Seguridad Nacional defendieron el operativo, alegando que “la fuerza se empleó únicamente para restablecer el orden ante actos violentos cometidos por un grupo reducido”.
Las protestas de Portland reflejan una creciente polarización política en Estados Unidos, a medida que los movimientos sociales se enfrentan con las instituciones federales por el rumbo político del país bajo el liderazgo de Trump.
