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Preocupación por Bad Bunny: refuerzan su seguridad tras amenazas

Una amenaza de muerte creíble que puso en alerta a todo el equipo de seguridad.
Preocupación por Bad Bunny: refuerzan su seguridad tras amenazas
EFE/ Thais Llorca

En medio del éxito arrollador de su residencia en el Coliseo de Puerto Rico, Bad Bunny se vio envuelto en una situación de alto riesgo que obligó a las autoridades a elevar los niveles de protección. Durante uno de los conciertos de esta serie masiva, surgió una amenaza de muerte creíble que puso en alerta a todo el equipo de seguridad. El artista urbano, conocido por su impacto global en la música, continuó con su gira sin interrupciones mayores, pero el incidente resaltó los desafíos que enfrentan las figuras públicas en eventos de esta magnitud. Fuentes cercanas al caso confirmaron que la vigilancia se intensificó de inmediato para salvaguardar no solo al cantante, sino también a miles de fans presentes.

El boricua llenó el venue con 31 conciertos consecutivos, atrayendo a audiencias que superaban las expectativas iniciales. Cada noche, el lugar vibraba con ritmos que mezclaban trap y reggaetón, creando un ambiente de euforia colectiva. Sin embargo, detrás de las luces y los aplausos, operaba un esquema de seguridad meticuloso que ya era robusto por la presencia de invitados de alto perfil. Figuras como el actor Javier Bardem y la jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor asistieron a algunos shows, lo que justificaba medidas extras desde el principio. Aun así, nadie anticipaba que un elemento externo alteraría el curso de la noche final.

La alerta que encendió las alarmas en el Coliseo

Todo comenzó con publicaciones inquietantes en redes sociales, donde un usuario expresó intenciones claras de atentar contra la vida de Bad Bunny. El periodista Jay Fonseca, quien cubrió el evento de cerca, describió cómo estas palabras no se tomaron a la ligera. «Había una amenaza de muerte creíble», señaló, enfatizando que esta provenía de alguien que parecía tener acceso potencial a armas de fuego. Las autoridades locales y federales respondieron con rapidez, incrementando la presencia de agentes en el perímetro del Coliseo. El 20 de septiembre, fecha del último concierto, la tensión era palpable aunque invisible para el público general. Equipos de vigilancia monitoreaban cada acceso, mientras drones y cámaras adicionales cubrían ángulos críticos del venue.

 

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Personal de seguridad, ya entrenado para escenarios de alto riesgo, adoptó protocolos más estrictos que incluían revisiones exhaustivas de mochilas y boletos. Fans que llegaban al recinto notaron colas más largas en los controles, pero atribuían eso al volumen récord de asistentes. En realidad, el foco estaba en neutralizar cualquier posibilidad de intrusión. Fonseca agregó que la operación involucró colaboración con agencias federales, dada la magnitud del evento. «Estaban particularmente celosos y sigilosos de la seguridad en el Choli», comentó, refiriéndose al apodo del Coliseo. Esta respuesta coordinada evitó que el pánico se extendiera, permitiendo que el show fluyera con normalidad aparente.

Mientras tanto, Bad Bunny mantenía su conexión con el público, saltando sobre el escenario con la misma vitalidad de siempre. Sus letras, cargadas de mensajes sobre identidad y resiliencia, resonaban aún más en un contexto de vulnerabilidad real. El cantante no hizo mención pública del incidente durante la presentación, enfocándose en entregar un cierre memorable. Transmitido en vivo por Prime Video, el concierto alcanzó a millones de espectadores remotos, quienes celebraron hits como «Me Porto Bonito».

El perfil del sospechoso 

Investigaciones posteriores revelaron más sobre la persona detrás de las amenazas, un individuo con historial de adicciones que publicaba mensajes erráticos en plataformas digitales. Inicialmente, las alertas se elevaron porque el usuario mencionaba posesión de armas, lo que generó preocupación genuina entre los responsables de seguridad. Sin embargo, una vez identificado, se determinó que el riesgo era manejable, aunque no inexistente. «Se dieron cuenta de que era una persona con serios vicios, pero aparentemente estaba armada y todo», explicó Fonseca, destacando cómo la inteligencia rápida mitigó el peligro. Las autoridades detuvieron al sujeto antes de que pudiera acercarse al evento, asegurando que no representara una amenaza inminente.

Este episodio subraya la evolución de los riesgos en la era digital, donde una publicación anónima puede escalar a una crisis real en horas. Para eventos como la residencia de Bad Bunny, la integración de monitoreo en línea se ha vuelto esencial. Equipos especializados rastrean hashtags y menciones en tiempo real, colaborando con plataformas para remover contenido dañino. No se reportaron detenciones formales inmediatas, pero el caso refuerza la necesidad de recursos dedicados a la ciberseguridad en el entretenimiento. A sus 31 años, el artista ha vendido millones de discos y ganado premios Grammy, consolidándose como voz principal del género urbano. Su regreso a casa para esta residencia no solo celebraba raíces boricuas, sino que incremento la economía local. Hoteleros y comerciantes en San Juan vieron un boom en reservas, mientras que el Coliseo registró ingresos récord. A pesar del susto, el cierre exitoso valida la preparación de la isla para albergar talentos globales con seguridad.

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