La Casa Blanca elevó la presión sobre el Congreso ante la posibilidad de un cierre del Gobierno federal el próximo 1 de octubre. La Administración del presidente Donald Trump instruyó a las agencias federales a preparar planes de reducción de personal, lo que implicaría despidos masivos si no se aprueba una ley de gastos a tiempo.
Memorándum de la OMB: planes de reducción de plantilla
Según un memorándum de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB), la Casa Blanca advirtió que, en caso de que se agoten los fondos, los programas sin financiamiento ya no estarían obligados a seguir funcionando. En consecuencia, se emitirían notificaciones de despido además de las licencias habituales que acompañan a los cierres gubernamentales.
El documento, filtrado inicialmente a medios nacionales, indica que los programas federales más expuestos son aquellos que dependen únicamente de asignaciones discrecionales y que no cuentan con fondos obligatorios o alternativos. De este modo, el alcance de los despidos dependerá directamente de las prioridades fijadas por la administración presidencial.
Estancamiento político en el Congreso
El pulso entre republicanos y demócratas mantiene en vilo la continuidad del Gobierno. La Cámara de Representantes, con mayoría republicana, aprobó una medida temporal para financiar las operaciones federales hasta el 21 de noviembre. Sin embargo, en el Senado no prosperaron ni la propuesta republicana ni la demócrata, ya que ambas necesitaban 60 votos para avanzar.
Ante este escenario, la fecha límite del 1 de octubre se acerca con el riesgo de dejar a cientos de miles de trabajadores sin certezas sobre su futuro laboral. Además, los servicios esenciales podrían operar bajo mínimos, lo que afectaría directamente a la ciudadanía.
Trump endurece la postura de la Casa Blanca
El presidente Donald Trump canceló una reunión prevista con líderes demócratas en el Congreso, lo que profundizó las tensiones. Tras esta decisión, el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, acusó a Trump y a los republicanos de “tomar como rehenes a Estados Unidos” y advirtió que, si el cierre ocurre, la responsabilidad recaerá sobre la Casa Blanca.
Por su parte, el director de la OMB, Russell Vought, defendió la estrategia como una medida de presión necesaria para lograr un acuerdo presupuestario alineado con las prioridades del presidente. En su visión, son los demócratas quienes bloquean las negociaciones y ponen en riesgo la continuidad de los servicios federales.
Reacciones de los líderes demócratas
Las advertencias sobre despidos masivos generaron un fuerte rechazo de los principales referentes demócratas. Chuck Schumer calificó la medida como un “intento de intimidación” y aseguró que la administración ha utilizado el recurso de despedir trabajadores desde el inicio del mandato.
A su vez, Hakeem Jeffries, líder demócrata en la Cámara de Representantes, denunció en un mensaje público que las amenazas de la Casa Blanca no lograrán doblegar a la oposición. Según Jeffries, se trata de un movimiento político destinado a culpar a los demócratas de un posible cierre, pese a que —en su opinión— la responsabilidad recae en el presidente.
Riesgos de un cierre gubernamental prolongado
Los expertos en política presupuestaria advierten que la reducción de plantilla tendría consecuencias profundas para el funcionamiento del país. Entre los programas más vulnerables se encuentran aquellos relacionados con servicios administrativos, agencias regulatorias y proyectos de investigación que dependen exclusivamente de fondos discrecionales.
De igual manera, economistas han señalado que un cierre prolongado afectaría a la confianza de los mercados y golpearía a comunidades enteras que dependen de contratos federales. Aunque los cierres de Gobierno han ocurrido en el pasado, la inclusión de despidos permanentes en lugar de suspensiones temporales añade un nuevo nivel de incertidumbre.
Lo que está en juego antes del 1 de octubre
El reloj avanza y las negociaciones se mantienen trabadas. Mientras los republicanos apuestan por medidas de financiamiento a corto plazo bajo condiciones estrictas, los demócratas buscan un acuerdo que garantice la operación continua del Gobierno sin concesiones drásticas.
La advertencia de la Casa Blanca marca un cambio en el tono respecto a cierres anteriores, ya que pone sobre la mesa la posibilidad de despidos definitivos en lugar de suspensiones temporales. Esta decisión podría afectar tanto a la vida de los empleados federales como a la prestación de servicios básicos en todo el país.