En las últimas semanas, las cifras de inmigración en Estados Unidos han encendido el debate. El mes pasado, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) detuvo a más inmigrantes que en cualquier otro mes de los últimos cinco años. Sin embargo, menos de la mitad de ellos fueron deportados.
Este hecho ha sorprendido a muchos, pues existe la creencia de que una detención por parte de ICE significa una expulsión casi inmediata. La realidad es más compleja y está marcada por procesos legales, limitaciones logísticas y decisiones políticas que influyen directamente en el destino de miles de personas.
Detenciones masivas frente a deportaciones limitadas
En junio, ICE arrestó a unas 30,000 personas, de acuerdo con datos internos filtrados a medios nacionales. Esta cifra representa el número mensual más alto desde 2020. No obstante, solo 18,000 fueron deportadas. El patrón se repite: en mayo hubo 24,000 detenciones y 15,000 expulsiones.
Esto significa que miles de inmigrantes permanecen en Estados Unidos tras su arresto. Muchos tienen casos de asilo pendientes o se encuentran en procesos judiciales que les permiten permanecer legalmente en el país hasta que un juez tome una decisión.
Incluso con la llegada de Donald Trump a la presidencia en enero de 2025 y su promesa de intensificar las deportaciones, el sistema de inmigración estadounidense tiene frenos legales que impiden una expulsión masiva inmediata. Las leyes y fallos judiciales continúan estableciendo límites claros.
Fotografía de archivo de una zona del centro de detención en la Base militar estadounidense en Guantánamo (Cuba). EFE/ Marta Garde
Por qué ICE no deporta de inmediato a todos los detenidos
Existen diversas razones por las que ICE no puede deportar automáticamente a cada persona bajo custodia. La más común es la presentación de solicitudes de asilo, que bloquea legalmente el proceso de expulsión mientras se resuelve el caso.
Algunos detenidos reciben protecciones especiales por riesgo de persecución o tortura en su país de origen, respaldadas por acuerdos internacionales y leyes federales. Otros cuentan con órdenes judiciales que suspenden temporalmente la deportación, o son ciudadanos de países con los que Estados Unidos no mantiene acuerdos de repatriación vigentes.
Factores logísticos también juegan un papel importante: la capacidad de transporte, la disponibilidad de vuelos de deportación y las restricciones diplomáticas pueden retrasar o impedir la salida del país.
Condiciones en los centros de detención del ICE
Mientras esperan una decisión, miles de personas permanecen bajo custodia. Actualmente, se estima que ICE alberga a unas 60,000 personas, aunque el Congreso solo ha aprobado fondos para 41,500 camas.
Reportes de organizaciones de derechos humanos señalan hacinamiento, falta de higiene, atención médica limitada y alimentos de baja calidad. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) sostiene que los centros cumplen con los estándares básicos, brindando asistencia médica y acceso a abogados, pero testimonios de exdetenidos describen un panorama muy distinto.

Un grupo de policías y elementos de seguridad transportan a un grupo de migrantes detenidos en Nueva York, EE.UU., en una fotografía de archivo. EFE/ Olga Fedorova
La sobrepoblación en estos centros no solo plantea preocupaciones humanitarias, sino que también genera costos adicionales para el gobierno federal y presiona la capacidad operativa de ICE.
Nuevas estrategias y deportaciones aceleradas
Ante la presión política, la administración Trump ha optado por medidas más rápidas y controversiales. La deportación acelerada, por ejemplo, permite expulsar a inmigrantes sin audiencia ante un juez en ciertos casos, especialmente cuando no pueden demostrar más de dos años de presencia continua en el país.
Además, se han firmado acuerdos con terceros países, como Guatemala y Honduras, para enviar allí a personas que solicitan asilo en Estados Unidos, incluso si no tienen vínculos previos con esos lugares. La Corte Suprema ha respaldado temporalmente estas medidas, otorgando al Ejecutivo mayor flexibilidad para saltar algunas decisiones judiciales que bloqueaban expulsiones.
Con la propuesta de ley conocida como “One Big Beautiful Bill”, que destinaría 45,000 millones de dólares para triplicar la capacidad de detención de ICE, el panorama podría cambiar radicalmente en los próximos meses.
Qué significa esto para los inmigrantes
La principal lección es que ser arrestado por ICE no equivale automáticamente a una deportación inmediata, pero tampoco garantiza seguridad. Algunos detenidos logran su liberación bajo supervisión electrónica o con fianza mientras esperan audiencia, mientras que otros pasan meses en detención para finalmente ser deportados.
El futuro de cada caso depende de múltiples factores: estatus migratorio, antecedentes legales, disponibilidad de representación legal, políticas vigentes y capacidad operativa del sistema. En un contexto político donde el endurecimiento migratorio es una prioridad, cualquier cambio legislativo o fallo judicial puede modificar drásticamente las posibilidades de permanecer en Estados Unidos.
Fotografía de archivo de una zona del centro de detención en la Base militar estadounidense en Guantánamo (Cuba). EFE/ Marta Garde