El gobernador de California, Gavin Newsom, desató una controversia al calificar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) como un “ejército privado” del presidente Donald Trump. Durante un evento el 14 de agosto en Los Ángeles, al firmar la Ley de Respuesta a la Fraude Electoral, Newsom acusó a la administración de usar a ICE para intimidar a comunidades y opositores políticos, comparando sus tácticas con las de regímenes autoritarios. La declaración se produce en medio de tensiones por redadas migratorias en California y la federalización de la Guardia Nacional, acciones que Newsom considera un ataque a la democracia. Este enfrentamiento subraya un conflicto más amplio entre California y la Casa Blanca, con implicaciones para las elecciones de 2026.
ICE como herramienta política
Durante su discurso en el Democracy Center de Los Ángeles, Newsom señaló la presencia de “hombres enmascarados” de ICE en un evento reciente, refiriéndose a operativos en Little Tokyo donde agentes detuvieron a 47 personas, incluyendo a un menor con síndrome de Down, según el San Jose Mercury. “Esto es un anticipo de lo que vendrá en todo Estados Unidos”, advirtió. El gobernador afirmó que las acciones de ICE, respaldadas por un presupuesto de 175 mil millones de dólares aprobado en el proyecto de ley One Big Beautiful Bill, no buscan solo aplicar la ley migratoria, sino consolidar el poder de Trump. La ley financia la contratación de 10,000 nuevos agentes, ofrece bonos anuales de 10,000 dólares a empleados de ICE y la Patrulla Fronteriza, y hasta 50,000 dólares por nuevas contrataciones, según el Departamento de Seguridad Nacional.
Por ejemplo, Newsom citó redadas en vecindarios latinos, como una en Camarillo donde agentes usaron gas lacrimógeno contra manifestantes, según reportes locales. Estas operaciones, argumentó, están diseñadas para “provocar pánico” y desalentar la oposición política, especialmente en estados demócratas como California.
La lucha por el control electoral
La Ley de Respuesta a la Fraude Electoral, firmada por Newsom, busca contrarrestar el rediseño de distritos en Texas, que otorgaría cinco escaños adicionales a los republicanos en la Cámara de Representantes, según un análisis de The Guardian. Newsom propuso una elección especial el 4 de noviembre para que los californianos voten por nuevos mapas electorales que favorezcan a los demócratas, neutralizando las ganancias republicanas. “Trump no cree en las reglas, así que nosotros tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados”, dijo en un tono desafiante, imitando el estilo de Trump en redes sociales.
Sin embargo, la presencia de ICE en un evento de Newsom el 14 de agosto, donde agentes fueron vistos fuera del lugar, intensificó sus críticas. El gobernador acusó a Trump de usar a ICE como una “herramienta de intimidación” contra quienes defienden un proceso electoral justo, según un comunicado de su oficina. Esta retórica refleja una estrategia más amplia de Newsom para posicionarse como un líder nacional demócrata, especialmente tras las protestas de junio en Los Ángeles, donde Trump federalizó 4,000 efectivos de la Guardia Nacional sin el consentimiento de Newsom, un acto que un juez federal calificó de inconstitucional el 12 de junio.
Reacciones y críticas
La Casa Blanca respondió rápidamente. La subsecretaria de prensa, Abigail Jackson, acusó a Newsom de “incitar disturbios” al criticar las operaciones de ICE, que han resultado en 1,200 arrestos en California desde junio, según el Departamento de Seguridad Nacional. El “border czar” Tom Homan defendió las redadas, afirmando que el 60% de los detenidos tenían antecedentes penales, incluyendo cargos por tráfico de drogas y agresiones. Por su parte, el portavoz Steven Cheung llamó a Newsom “incoherente” y lo acusó de evitar preguntas de la prensa.
Además, la estrategia de Newsom ha generado división. Mientras aliados como el senador Adam Schiff aplauden su resistencia, críticos como la estratega demócrata Katie Merrill advierten que su plan de redistribución podría ser visto como hipócrita, según un reporte de The New York Times. Una encuesta de Politico del 12 de agosto mostró que solo el 36% de los californianos apoya devolver el poder de redistribución a los legisladores, lo que sugiere un desafío para la campaña de Newsom.
Un conflicto con ecos nacionales
La disputa trasciende California. Otros estados demócratas, como Nueva York y Nueva Jersey, consideran rediseñar sus mapas electorales en respuesta a Texas, según la gobernadora Kathy Hochul. Mientras tanto, las acciones de ICE se han intensificado, con 2,300 arrestos en estados azules en julio, según datos federales. En Los Ángeles, la alcaldesa Karen Bass denunció la militarización de las calles, donde 700 marines y 2,000 efectivos adicionales de la Guardia Nacional fueron desplegados en junio, según NPR.
Pese a todo, Newsom insiste en que su lucha no es solo por California, sino por la democracia. Con una posible candidatura presidencial en 2028, según analistas, el gobernador usa este conflicto para galvanizar a los demócratas, mientras Trump refuerza su agenda migratoria. La batalla por el control político y las calles de EE.UU. apenas comienza.
