El temor a redadas migratorias está causando un aumento alarmante en el ausentismo escolar entre estudiantes latinos en Estados Unidos, afectando su rendimiento académico y salud mental. Con el inicio del ciclo escolar 2025-2026, las políticas migratorias del presidente Donald Trump han intensificado la incertidumbre en comunidades de estados como California, Washington e Illinois.
Un clima de miedo en las escuelas
La decisión de la administración Trump de eliminar en enero de 2025 las protecciones que designaban a escuelas, iglesias y hospitales como zonas “sensibles” ha generado pánico entre familias inmigrantes. Antes, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) evitaba operativos en estos lugares, pero ahora, según un portavoz del DHS, las acciones cerca de escuelas “dependen de cada caso”. Este cambio ha llevado a padres como Oreana, una madre venezolana en Phoenix, Arizona, a dudar sobre enviar a sus cuatro hijos a clases. “El miedo a que ICE aparezca es constante”, confesó a un medio local.
Por su parte, un estudio de la Universidad de Stanford reveló que las redadas migratorias en el Valle Central de California, una región con alta población inmigrante, provocaron un aumento del 22% en las ausencias escolares diarias desde abril. “El impacto es más fuerte en preescolar y primaria, donde los padres acompañan a los niños”, explicó el investigador Thomas Dee, señalando que las familias evitan exponerse ante posibles detenciones.
Impacto en el rendimiento y la salud mental
El ausentismo crónico, definido como faltar al 10% o más de las clases, está en alza. En el distrito escolar de Highline, cerca de Seattle, la tasa alcanzó el 48% al cierre del ciclo 2024-2025, revirtiendo mejoras previas. En Chicago, las escuelas secundarias reportaron una caída del 20% en la asistencia, mientras que en Illinois, los estudiantes hispanos registraron un 33% de ausentismo crónico en 2024, según la Junta Estatal de Educación. Estas cifras reflejan no solo el miedo a ICE, sino también factores como trabajo infantil y responsabilidades familiares.
Además, expertos advierten sobre las consecuencias a largo plazo. “Las ausencias repetidas aumentan el riesgo de abandono escolar, lo que limita oportunidades laborales”, señaló Hedy Chang, directora de Attendance Works. La Asociación Nacional de Directores de Secundaria destacó que el abandono escolar reduce los ingresos en un 20% en promedio, afectando especialmente a comunidades latinas. El impacto emocional también es grave, con un aumento del 35% en casos de ansiedad entre estudiantes latinos, según un informe de la Universidad de California.
Consecuencias económicas y legales
El ausentismo no solo afecta a los estudiantes, sino también a las escuelas. En California, donde el financiamiento estatal depende de la asistencia diaria, los distritos pierden hasta 70 dólares por estudiante por día de ausencia, según el Departamento de Educación. En 2024, esto representó una pérdida de 1,200 millones de dólares para el estado. “Las comunidades sufren cuando las escuelas tienen menos recursos”, afirmó Dee.
Por otro lado, las ausencias crónicas pueden llevar a sanciones legales. En tribunales de absentismo, los estudiantes latinos, afroamericanos e indígenas enfrentan citaciones con mayor frecuencia que sus pares blancos, según el Centro Nacional para la Justicia Juvenil. Estas medidas, que incluyen multas o reclusión juvenil, agravan la desigualdad.
Estrategias para contrarrestar el problema
Pese a los desafíos, los distritos escolares están respondiendo. En Highline, Tove Tupper, gerente de comunicaciones, reafirmó el compromiso de proteger a todos los estudiantes, independientemente de su estatus migratorio. Algunos distritos, como Fresno en California, han implementado clases virtuales para estudiantes temerosos de asistir presencialmente. Otros, como Chicago, han fortalecido redes de apoyo comunitario, contactando a familias a través de llamadas y ofreciendo información sobre derechos legales.
Organizaciones como Attendance Works promueven campañas para tratar el ausentismo como un problema de salud pública, fomentando la comunicación directa con las familias. “La confianza es clave. Los padres necesitan saber que las escuelas son seguras”, dijo Chang. Mientras tanto, activistas piden a las familias reportar cualquier operativo de ICE cerca de escuelas, en un esfuerzo por documentar violaciones a las órdenes judiciales que limitan las detenciones indiscriminadas. A medida que el ciclo escolar avanza, la comunidad latina enfrenta el desafío de equilibrar la educación con el temor a la deportación.
