La escalada de tácticas agresivas por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) bajo la administración del presidente Donald Trump ha generado alarma en comunidades de inmigrantes en Estados Unidos. Videos grabados por residentes muestran a agentes rompiendo ventanas de autos con picos y martillos para arrestar a personas que, atemorizadas, se niegan a abrir sus puertas. Este enfoque, que ha herido al menos a 10 personas y se ha documentado en más de 50 casos, refleja la intensificación de las redadas migratorias en 2025, generando críticas por su violencia y cuestionamientos sobre su legalidad.
Redadas marcadas por la fuerza
Desde el inicio del segundo mandato de Trump en enero de 2025, ICE ha adoptado métodos más contundentes en sus operativos. Según un análisis de ProPublica, al menos 50 incidentes han involucrado a agentes rompiendo ventanas de vehículos para detener a inmigrantes indocumentados, una práctica que era “rara” antes de 2025, según la abogada de inmigración Kate Melloy Goettel. Los videos, grabados por los propios inmigrantes o sus familiares, capturan escenas de agentes usando herramientas como picos de construcción y martillos, incluso en presencia de niños o mujeres embarazadas. En un caso en Houston, Texas, una madre guatemalteca reportó cortes en el brazo tras la ruptura de su ventana, según Noticias Telemundo.
Por su parte, las redadas se han concentrado en estados como California, Texas y Georgia, donde las comunidades latinas representan el 39%, 40% y 10% de la población, respectivamente, según el censo de EE.UU. de 2023. En julio, ICE detuvo a 12,342 personas en operativos nacionales, un aumento del 28% respecto al año anterior, según el Departamento de Seguridad Nacional. Estas tácticas han generado pánico, con familias evitando salir de casa por temor a encuentros violentos con agentes federales.
Testimonios de miedo y resistencia
Óscar Flores, un inmigrante mexicano en California, vivió esta experiencia de primera mano. En abril, agentes de ICE rodearon su vehículo en un estacionamiento de Los Ángeles y rompieron las ventanas tras gritarle que abriera la puerta. “No se identificaron, solo preguntaban por alguien que no era yo”, relató Flores a ProPublica. Decidió huir en su auto, una acción que lo convirtió en fugitivo. “No dudaría en volver a hacerlo; mi familia depende de mí”, afirmó. Su caso refleja el dilema de muchos inmigrantes, atrapados entre el miedo a la deportación y la necesidad de proteger a sus seres queridos.
Además, las tácticas de ICE han sido criticadas por su impacto en comunidades vulnerables. Nicole Foy, periodista de ProPublica, señaló que estas acciones son “peligrosas tanto para los ocupantes de los vehículos como para los agentes”. En un incidente en Miami, una niña de 7 años sufrió heridas leves por vidrios rotos durante una detención, según un reporte de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU). La organización ha documentado al menos 10 casos de lesiones relacionadas con estas tácticas desde marzo de 2025, exigiendo una investigación federal.
Debate sobre la legalidad y el impacto
Pese a todo, las tácticas de ICE han generado cuestionamientos legales. La ACLU y el Centro Nacional de Leyes de Inmigración han presentado demandas en cortes federales, argumentando que el uso de fuerza excesiva viola la Cuarta Enmienda, que protege contra registros y detenciones irrazonables. En un caso en curso en Los Ángeles, un juez federal ordenó en junio que ICE cese detenciones basadas únicamente en la apariencia o el idioma, según Reuters. Sin embargo, la administración insiste en que estas medidas son necesarias para cumplir con las políticas migratorias de Trump, que priorizan la deportación de 1.5 millones de indocumentados en 2025, según el DHS.
Por su parte, las comunidades inmigrantes enfrentan un impacto económico y social significativo. En áreas como el Valle Central de California, los negocios han reportado una caída del 25% en sus ventas debido al miedo de los residentes a salir, según la Cámara de Comercio Latina. Mientras tanto, organizaciones comunitarias están distribuyendo guías sobre derechos legales y organizando protestas. “Estas tácticas no solo son crueles, sino que destrozan familias y comunidades enteras”, afirmó Angélica Salas, directora de CHIRLA. Con el debate intensificándose, los inmigrantes y sus defensores exigen un cambio en las políticas de ICE, mientras las redadas continúan dejando un rastro de miedo y resistencia.
