El presidente de Colombia, Gustavo Petro, desató una crisis diplomática al acusar a Perú de “copar” territorio colombiano en la Amazonía, específicamente la isla Santa Rosa, violando el Protocolo de Río de Janeiro de 1934. En un mensaje publicado el 5 de agosto de 2025, Petro anunció que la conmemoración de la Batalla de Boyacá, que marca la independencia de Colombia, se trasladará a Leticia, capital del Amazonas, como un gesto de defensa de la soberanía. La disputa, que amenaza el comercio de Leticia y reaviva tensiones históricas, ha llevado a Colombia a priorizar la diplomacia, mientras Perú defiende su jurisdicción sobre el territorio en cuestión.
Una disputa por la isla Santa Rosa
El conflicto se centra en la isla Santa Rosa, ubicada en la triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil, cerca del río Amazonas. Petro afirmó que Perú se apropió de islas al norte de la línea más profunda del río, que según el Protocolo de Río de Janeiro define la frontera entre ambos países. En julio de 2025, Perú promulgó la ley N° 32403, creando el distrito de Santa Rosa de Loreto y estableciendo su capital en la isla, según el diario oficial El Peruano. Petro advirtió que esta acción podría “hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico”, afectando su economía, que depende del comercio fluvial para el 70% de sus ingresos, según el Instituto de Desarrollo del Amazonas.
Por su parte, la isla Santa Rosa, hogar de unas 3,000 personas dedicadas al comercio, ha sido un punto de fricción desde julio de 2024, cuando el entonces director de Soberanía Territorial de Colombia, Diego Cadena, afirmó que estaba “ocupada irregularmente” por Perú. El gobierno peruano respondió con una protesta diplomática, reafirmando su soberanía. Aunque el canciller peruano Javier González-Olaechea dio por cerrado el tema tras un intercambio de notas, la reciente ley peruana reactivó el conflicto, según Petro.
El Protocolo de Río de Janeiro en el centro
El Protocolo de Río de Janeiro, firmado en 1934 tras la Guerra Colombo-Peruana (1932-1933), estableció que la frontera entre ambos países sigue la línea más profunda del río Amazonas, otorgando a Colombia el control de Leticia y el Trapecio Amazónico. Este tratado, ratificado tras mediación de la Liga de Naciones, prohíbe acciones unilaterales y exige resolver disputas mediante diálogo. Petro sostiene que la ley peruana viola este acuerdo al reclamar islas que, según el tratado, pertenecerían a Colombia. En 2024, el comercio en Leticia generó $150 millones, y cualquier restricción al acceso al río podría devastar la economía local, según la Cámara de Comercio de Amazonas.
Además, Petro anunció que Colombia usará “pasos diplomáticos” para defender su soberanía, evitando una escalada. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia convocó al embajador peruano en Bogotá el 4 de agosto para exigir aclaraciones, mientras Perú aún no ha respondido oficialmente a las acusaciones. La tensión coincide con roces previos, como la negativa de Petro a reconocer el gobierno de Dina Boluarte tras la destitución de Pedro Castillo en 2022, lo que llevó a Perú a declarar a Petro “persona no grata”.
Un gesto simbólico en Leticia
En respuesta a la disputa, Petro trasladó la conmemoración del 7 de agosto, Día del Ejército Nacional, de Boyacá a Leticia, un acto simbólico para reafirmar la presencia colombiana en la Amazonía. La decisión, anunciada en un mensaje oficial, busca destacar la importancia estratégica de Leticia, un puerto clave que conecta Colombia con el río Amazonas. En 2023, el tráfico portuario de Leticia movió 120,000 toneladas de carga, según el Ministerio de Transporte. Petro aclaró que el traslado no responde a protestas campesinas en Boyacá, como especularon algunos medios, sino al conflicto con Perú.
Pese a todo, la región amazónica enfrenta desafíos más allá de la disputa territorial. La deforestación en Colombia aumentó un 35% en 2024, alcanzando 1,070 kilómetros cuadrados, impulsada por el crimen organizado, según la exministra de Ambiente Susana Muhamad. Petro, conocido por su postura contra la explotación de combustibles fósiles, ha propuesto proteger la Amazonía, pero las tensiones con Perú podrían complicar la cooperación regional. Mientras Colombia y Perú negocian, la comunidad internacional observa, consciente de que el conflicto podría afectar la estabilidad de una región crítica para el medio ambiente global.
