Una bandera colombiana izada en la isla peruana de Santa Rosa de Loreto, en el río Amazonas, ha desatado una controversia que amenaza con escalar las tensiones entre Perú y Colombia. El incidente, atribuido al presidente colombiano Gustavo Petro, ha generado reacciones airadas en el Congreso peruano, con advertencias sobre un posible “conflicto bélico” si las provocaciones persisten. Este enfrentamiento diplomático pone en riesgo la histórica relación pacífica entre ambos países.
Una provocación en el Amazonas
El 11 de agosto de 2025, un grupo de personas llegó en bote a la isla de Chinería, donde se ubica el distrito de Santa Rosa de Loreto, y reemplazó la bandera peruana por una colombiana, según un video grabado por transportistas fluviales. La isla, situada frente a la ciudad colombiana de Leticia en la triple frontera con Brasil, es reclamada por Petro, quien sostiene que es un territorio nuevo y debería pertenecer a Colombia. Perú, sin embargo, defiende su soberanía sobre la isla, respaldada por tratados de 1922 y 1929.
Por lo tanto, el incidente provocó una respuesta inmediata. El alcalde de la provincia de Mariscal Ramón Castilla, Julio Kahn, y el representante municipal de Santa Rosa, Max Ortiz, acudieron con la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas para retirar la bandera colombiana. “Es una falta de respeto a nuestra soberanía, no lo vamos a permitir”, declaró Ortiz, enfatizando que Perú no cederá “ni un centímetro” de su territorio.
Reacciones en el Congreso peruano
El presidente del Congreso peruano, José Jerí, llamó a la calma, pero reiteró la defensa de la soberanía nacional. “Todas las instituciones están alineadas para proteger nuestro territorio”, afirmó, calificando a Petro de “delirante” por sus acciones. El congresista Héctor Ventura de Fuerza Popular fue más allá, advirtiendo que la actitud de Petro podría desencadenar un “conflicto bélico”. “Es una provocación que pone en riesgo a ambos países”, señaló, instando a la Cancillería a tomar un rol activo.
Además, la legisladora Kelly Portalatino de Perú Libre exigió respeto a la soberanía peruana. “No podemos permitir que se generen estas situaciones. Somos soberanos en Santa Rosa”, afirmó. Por su parte, Alejandro Cavero de Avanza País pidió una respuesta contundente del Ejecutivo, advirtiendo que cualquier intento de cruzar la línea encontrará a un pueblo dispuesto a defenderse “con sudor, lágrimas y sangre”.
Respuesta diplomática de Perú
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú emitió un comunicado lamentando las “acciones innecesarias” de Colombia, que afectan la convivencia pacífica en la frontera. La semana pasada, el gobierno de la presidenta Dina Boluarte envió una nota diplomática de protesta tras reportar que un avión militar colombiano Súper Tucano sobrevoló a baja altura la isla durante una visita de una delegación peruana. Este incidente, considerado una violación del espacio aéreo, intensificó las tensiones.
En consecuencia, el ministro de Transportes y Comunicaciones, César Sandoval, responsabilizó directamente a Petro. En un mensaje en su cuenta oficial, escribió: “Presidente Petro, resuelva los problemas internos de su país, pero no a costa de la soberanía peruana”. El gobierno peruano ha insistido en resolver el conflicto por la vía diplomática, priorizando la cooperación para enfrentar desafíos comunes en la región amazónica.
Un conflicto con raíces históricas
El diferendo sobre Santa Rosa de Loreto no es nuevo. La isla, parte del territorio peruano según tratados bilaterales, ha sido objeto de disputas recientes debido a su ubicación estratégica en la triple frontera. Colombia argumenta que los cambios en el curso del río Amazonas han creado “nuevos territorios”, mientras Perú mantiene que la isla forma parte de Chinería, bajo su jurisdicción desde hace un siglo.
Pese a todo, las acciones de Petro han generado preocupación en Perú, donde se teme que las provocaciones escalen. Con una población de más de 1.2 millones en la región de Loreto y un comercio fronterizo que supera los $500 millones anuales, según datos económicos, la estabilidad en la zona es crucial para ambos países. Mientras la Cancillería peruana busca una solución diplomática, el Congreso y la ciudadanía exigen una postura firme frente a lo que consideran una afrenta a la soberanía nacional.
