banner app descarga-móvil Nueva News

EN PORTADA: LA «TRAMA RUSA»

EN PORTADA LA TRAMA RUSA

El Departamento de Justicia investigará supuesta conspiración rusa contra Trump.

LEE LA EDICIÓN DIGITAL CON SOLO UN CLIC

En un giro que reaviva uno de los capítulos más controvertidos de la política estadounidense reciente, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, ha ordenado al Departamento de Justicia iniciar una investigación con un gran jurado para examinar una supuesta conspiración destinada a deslegitimar la victoria electoral de Donald Trump en 2016, conocida como la «trama rusa». Esta decisión ha generado un intenso debate sobre la politización del sistema judicial y el resurgimiento de acusaciones que han marcado el discurso político durante casi una década.

Los orígenes de la investigación

La orden de Bondi se basa en una denuncia presentada en julio por la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien señaló a altos funcionarios de la administración del expresidente Barack Obama como responsables de una presunta conspiración contra Trump. Las acusaciones apuntan a figuras como el exdirector de Inteligencia Nacional, James Clapper, así como a John Brennan, Susan Rice y John Kerry, quienes habrían participado en una reunión clave del Consejo de Seguridad Nacional el 9 de diciembre de 2016. En dicho encuentro, se habría discutido información que, según la denuncia, era «fabricada o no creíble» sobre una supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016.

Tras esta reunión, un asistente de Clapper habría enviado un correo electrónico a líderes de los departamentos de inteligencia, ordenando una revisión «a petición del presidente» basada en estas alegaciones. La investigación ordenada por Bondi busca determinar si estas acciones constituyeron un esfuerzo deliberado para socavar la legitimidad de la victoria de Trump, quien asumió la presidencia en enero de 2017.

La «trama rusa» original

La «trama rusa» se refiere a las investigaciones iniciadas en 2016 sobre una posible colusión entre la campaña de Trump y el gobierno ruso para influir en las elecciones presidenciales de ese año. El FBI, bajo la dirección de James Comey, abrió una investigación conocida como «Crossfire Hurricane», que examinó contactos entre asesores de Trump y agentes rusos. En 2017, el fiscal especial Robert Mueller asumió la investigación, que resultó en múltiples condenas de asociados de Trump, como Paul Manafort y Michael Flynn, pero no encontró pruebas suficientes de una conspiración criminal entre la campaña y Moscú.

El informe Mueller, publicado en 2019, detalló que Rusia interfirió en las elecciones a través de campañas de desinformación y hackeos, como el robo de correos electrónicos del Partido Demócrata difundidos por WikiLeaks. Sin embargo, no se estableció una coordinación directa con la campaña de Trump. A pesar de esto, el presidente ha mantenido que la investigación fue una «caza de brujas» orquestada por sus oponentes políticos para deslegitimar su presidencia.

En 2019, otra investigación liderada por el fiscal especial John Durham criticó al FBI por «falta de rigor analítico» en la apertura de Crossfire Hurricane, sugiriendo que el sesgo de confirmación pudo haber influido en la rapidez con la que se inició la pesquisa. Aunque el informe Durham no encontró una conspiración política explícita, sus conclusiones alimentaron la narrativa de Trump sobre una persecución injusta.

¿Justicia o politización?

La decisión de Bondi de iniciar una nueva investigación ha generado reacciones polarizadas. Por un lado, los partidarios de Trump, incluidos sectores republicanos, argumentan que es un paso necesario para esclarecer lo que consideran un abuso de poder por parte de la administración Obama. Un correo electrónico desclasificado en julio, publicado por el senador Chuck Grassley, ha sido señalado por algunos como evidencia de que la campaña de Hillary Clinton intentó vincular a Trump con Rusia para dañar su candidatura. Sin embargo, el supuesto autor del correo, ligado a una organización fundada por George Soros, negó haberlo enviado, y la destinataria afirmó no recordarlo.

Por otro lado, críticos de la investigación advierten sobre el riesgo de politización del Departamento de Justicia. La orden de Bondi llega en un contexto en el que Trump ha pedido públicamente el encarcelamiento de quienes investigaron la interferencia rusa en 2016, lo que plantea preguntas sobre la independencia de la fiscal general, una aliada cercana del presidente. Además, la investigación coincide con críticas a la gestión de otros casos, como los documentos relacionados con Jeffrey Epstein, lo que intensifica las preocupaciones sobre el uso político del sistema judicial.

Implicaciones legales y políticas

La investigación ordenada por Bondi podría derivar en imputaciones, ya que las pruebas serán presentadas ante un gran jurado. Sin embargo, el Departamento de Justicia no ha respondido a preguntas sobre el reporte, lo que deja abiertas interrogantes sobre el alcance y la solidez de las evidencias.

Expertos legales señalan que probar una conspiración requerirá evidencia concreta de intenciones maliciosas y coordinación deliberada para fabricar información falsa. Hasta ahora, los documentos desclasificados, como los mencionados por Gabbard, han refutado afirmaciones específicas sobre manipulación de votos, pero no han desmentido la interferencia rusa en otras formas, como campañas de desinformación en redes sociales.

Políticamente, la investigación podría reforzar la narrativa de victimización de Trump, un tema recurrente en su discurso desde 2016. Sin embargo, también podría alienar a votantes moderados si se percibe como una revancha política en lugar de una búsqueda genuina de justicia. La polarización en torno a la «trama rusa» sigue siendo un reflejo de las profundas divisiones en la sociedad estadounidense, donde los hechos son interpretados a través de lentes partidistas.

Reacciones internacionales

La investigación también tiene implicaciones en el contexto internacional, especialmente en un momento en que las tensiones entre Estados Unidos y Rusia siguen siendo altas. En marzo de 2025, Trump sugirió un alto el fuego en Ucrania, lo que ha generado especulaciones sobre su postura hacia Moscú. Algunos analistas ven la investigación como una estrategia para desviar la atención de críticas a su política exterior o para reforzar su imagen de líder perseguido por el establishment político.

Un debate abierto

A medida que el Departamento de Justicia avanza con esta investigación, el país se prepara para otro capítulo en la saga de la «trama rusa». Los próximos meses serán cruciales para determinar si las acusaciones de Gabbard y Bondi tienen sustento o si, como sugieren los críticos, se trata de un esfuerzo por reescribir la narrativa histórica en favor de Trump. Lo que está claro es que este caso seguirá alimentando el debate sobre la confianza en las instituciones, la polarización política y el legado de las elecciones de 2016.

Mientras el gran jurado evalúa las pruebas, la pregunta sigue siendo: ¿es esta una búsqueda de justicia o un capítulo más en una batalla política sin fin? Solo el tiempo, y las evidencias, lo dirán.

 

Compartir: