banner app descarga-móvil Nueva News

EN PORTADA: DESEMPLEO Y HAMBRE

El cierre del Gobierno de Estados Unidos se acerca a su récord sin visos de solucionarse. ¿Qué está sucediendo para poner fin al cierre?
La Casa Blanca con cartel de "Cerrado" indicando el Cierre del Gobierno, el desempleo y el hambre
Foto: Shutterstock

El cierre del Gobierno deja a empleados en filas de bancos de comida. Republicanos urgen a Trump a negociar.

LEE LA EDICIÓN DIGITAL CON SOLO UN CLIC

DESEMPLEO Y HAMBRE

El cierre del Gobierno de Estados Unidos, el segundo más largo en la historia reciente, ha dejado a miles de trabajadores federales sin sueldo, forzándolos a recurrir a bancos de alimentos para sobrevivir. En medio de la crisis, algunos republicanos piden al presidente Donald Trump que ayude en las negociaciones. Sin embargo, los líderes del partido rechazan esta idea. Esto prolonga la incertidumbre. Mientras tanto, en el Capitolio, el estancamiento político entre demócratas y republicanos no muestra señales de resolverse, dejando a familias al borde de la desesperación.

Cierre del Gobierno: Una crisis que golpea bolsillos

El cierre gubernamental, iniciado el 1 de octubre de 2025, ha paralizado agencias federales y suspendido los salarios de más de un millón de trabajadores. En Hyattsville, Maryland, el Banco de Alimentos del Área Capital abrió sus puertas esta semana para repartir cajas de alimentos no perecederos, como pasta, arroz y leche, a empleados federales y contratistas afectados. 

La fila, que se extendía por una cuadra antes de que comenzara la distribución, reflejaba la magnitud de la crisis. “Nunca pensé que estaría aquí”, confesó una empleada federal anónima, con 21 años de servicio en el Ejército y dos como trabajadora del Gobierno, a News4. “Buscaba estabilidad, pero nos la han arrebatado”.

El impacto económico es devastador para quienes viven al día. Decenas de empleados han compartido con CNN historias de temor a perder sus hogares o autos, y la dificultad de alimentar a sus familias sin ingresos. Shimere Cooper, otra trabajadora federal en licencia, expresó: “Es duro. 

Estamos pensando cómo pagar las cuentas y la comida. Por eso estoy aquí”. La escena en Hyattsville no es aislada; iniciativas similares, como las donaciones de Healthy Fresh Meals, han surgido para apoyar a los afectados, lideradas por personas como Shana Greenbaum, ex empleada federal que conoce de primera mano estas dificultades.

Un salvavidas temporal al desempleo y el hambre

Organizaciones como No Limits Outreach Ministries y empresas locales han intensificado sus esfuerzos para mitigar el hambre entre los trabajadores federales. En Hyattsville, cualquier persona con una identificación federal puede recibir una caja de alimentos, un recurso vital para quienes enfrentan semanas sin salario. 

Greenbaum, fundadora de Healthy Fresh Meals, subrayó la importancia de la solidaridad: “Mi mamá me enseñó que, si tienes comida y otro no, la compartes. Eso es lo que hacemos”. Sin embargo, estas iniciativas son solo un paliativo ante la incertidumbre de un cierre que no parece tener fin.

El programa SNAP, que proporciona asistencia alimentaria a millones, también enfrenta riesgos de interrupción debido al impasse, con varios estados emitiendo advertencias sobre posibles suspensiones. Esto agrava la presión sobre los bancos de alimentos, que ya luchan por satisfacer la creciente demanda.

Trump bajo presión por Cierre del Gobierno

En el Capitolio, el enfrentamiento entre demócratas y republicanos mantiene al Gobierno cerrado. Mientras los legisladores siguen recibiendo sus salarios, los trabajadores federales esenciales no reciben pago. Esto incluye a agentes del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional. Además, otros 670,000 trabajadores han sido suspendidos temporalmente, según el Centro de Política Bipartidista.

Una ley de 2019, firmada por Trump, asegura el pago retroactivo para los empleados federales al terminar el cierre. Sin embargo, la Casa Blanca está pensando en cambiar la interpretación de esta ley. Esto podría dejar a miles sin compensación. Algunos republicanos, como los senadores Tommy Tuberville y Jim Justice, y el representante Jeff Van Drew, han urgido a Trump a asumir un rol activo en las negociaciones. “Si se involucra, puede mover el asunto”, afirmó Tuberville. 

Sin embargo, líderes como el presidente de la Cámara, Mike Johnson, y el líder de la mayoría del Senado, John Thune, rechazan cualquier diálogo con los demócratas hasta que se reabra el Gobierno. Johnson fue contundente: “No vamos a pagar un rescate para reabrir el Gobierno”. Esta postura ha generado tensiones dentro del partido, con legisladores como Josh Hawley sugiriendo que Trump, conocido por su imagen de negociador, podría desbloquear la situación si decide intervenir.

Trump: Entre negociaciones y recortes

El presidente Trump ha optado por mantenerse al margen de las negociaciones diarias, delegando la gestión del cierre a Johnson y Thune. En un almuerzo con senadores republicanos en la Casa Blanca, Trump expresó confianza en que los demócratas cederán, calificándolos de “obstruccionistas”. 

Sin embargo, también ha utilizado el cierre para avanzar en su agenda, redirigiendo fondos del Pentágono para pagar a militares y agentes del orden, mientras planea recortes masivos en la fuerza laboral federal. Russell Vought, jefe de la Oficina de Gestión y Presupuesto, anunció planes para despedir a más de 10,000 empleados, una medida que Trump justifica como una oportunidad para “recortar sectores no deseados” del Gobierno.

Mientras tanto, los demócratas, liderados por Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, exigen que Trump se siente a negociar, especialmente para extender los subsidios de Obamacare que expiran a fin de año. Jeffries acusó a Trump de querer prolongar el cierre deliberadamente, señalando que “los republicanos no hacen nada sin su permiso”. Sin embargo, la Casa Blanca interpreta la presión demócrata como una señal de debilidad, y los asesores de Trump confían en que las encuestas culparán a los demócratas por el impasse.

El costo humano del Cierre de Gobierno

El cierre afecta desproporcionadamente a los trabajadores federales de menores ingresos, como contratistas de seguridad y limpieza, que no tienen garantía de pago retroactivo. En el Servicio de Rentas Internas (IRS), por ejemplo, casi la mitad de sus 74,300 empleados han sido suspendidos tras un intento inicial de mantener sus salarios. El poder judicial también ha agotado sus fondos, dejando a empleados esenciales trabajando sin paga y a otros en licencia forzada.

La prolongada parálisis contrasta con cierres anteriores, como el de 35 días en 2018-2019, cuando Trump canceló viajes para quedarse en Washington. Esta vez, la falta de negociaciones y la ausencia de sesiones en la Cámara de Representantes reflejan un estancamiento más profundo. Mientras los líderes republicanos insisten en no ceder, el costo humano crece, con familias enfrentando inseguridad alimentaria y la amenaza de perder sus medios de vida.

¿Hacia dónde vamos?

El cierre del Gobierno no solo expone las divisiones políticas, sino también la fragilidad de miles de hogares estadounidenses. Mientras los bancos de alimentos se convierten en un refugio temporal, la falta de un acuerdo en el Capitolio prolonga la agonía de los trabajadores federales. 

La presión sobre Trump para intervenir crece, pero su estrategia de mantenerse al margen, combinada con la intransigencia de ambos partidos, sugiere que la resolución está lejos. Para los empleados en filas de bancos de comida, la estabilidad prometida por sus empleos federales se ha desvanecido, dejando una pregunta sin respuesta: ¿cuánto más podrán soportar?

Compartir: