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Así se ve el despliegue militar de EE.UU. frente a Venezuela

despliegue militar de EE.UU. frente a Venezuela
EFE

El 27 de agosto de 2025, el Ejército de Estados Unidos publicó imágenes que muestran a infantes de marina realizando simulaciones con fusiles a bordo del USS Iwo Jima, uno de los buques desplegados en el Atlántico cerca de las costas de Venezuela. Este movimiento, parte de una operación antidrogas de la administración del presidente Donald Trump, ha intensificado las tensiones con el gobierno venezolano, que denuncia una “agresión” y moviliza a millones de milicianos en respuesta. La presencia de destructores, un submarino nuclear y miles de efectivos ha generado preocupación regional.

Imágenes de una operación en curso

Las fotografías, difundidas por el servicio audiovisual del Departamento de Defensa, capturan a marines practicando maniobras en la cubierta del USS Iwo Jima, un navío anfibio diseñado para transportar helicópteros, aviones de vigilancia y vehículos de asalto. Otras imágenes muestran a militares operando aeronaves y revisando maquinaria en los buques USS San Antonio y USS Fort Lauderdale, así como en los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson. Según el Pentágono, más de 4,500 efectivos, incluidos 2,200 marines, participan en esta misión, que incluye también el crucero USS Lake Erie y el submarino USS Newport News.

Por ejemplo, un video publicado el 26 de agosto por el Comando Sur mostró a los marines realizando simulaciones de combate en alta mar, destacando la preparación para operaciones marítimas. La Casa Blanca, a través de la portavoz Karoline Leavitt, justificó el despliegue como parte de una estrategia para combatir el narcotráfico, señalando al supuesto “Cártel de los Soles” liderado por el presidente venezolano Nicolás Maduro. Sin embargo, el Pentágono no ha detallado los objetivos específicos, alimentando especulaciones sobre posibles intenciones de cambio de régimen.

Venezuela rechaza la “provocación”

El gobierno de Maduro ha respondido con una retórica desafiante. En una transmisión por Venezolana de Televisión, el presidente acusó a EE.UU. de violar el Tratado de Tlatelolco de 1967, que prohíbe armas nucleares en América Latina, por el despliegue de un submarino nuclear. “No le bajamos la mirada a nadie, no aceptamos el supremacismo”, afirmó Maduro, quien ordenó la movilización de 4.5 millones de milicianos. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, calificó las acciones de EE.UU. como una “mentira” para presentar a Venezuela como un “narcoestado”.

Además, Padrino anunció que el 29 y 30 de agosto se abrirán 1,000 puntos de alistamiento para la Milicia Nacional Bolivariana, un cuerpo de civiles creado por Hugo Chávez en 2009. “Estaremos en plazas Bolívar y espacios emblemáticos diciendo no al imperialismo”, declaró. El 23 de agosto, miles se inscribieron en Caracas, según el Ministerio de Defensa, que reporta 53 toneladas de drogas incautadas en 2025 como prueba de su lucha contra el narcotráfico.

Un despliegue con ecos históricos

La operación, que incluye ocho buques y aviones P-8 de vigilancia, es una de las mayores en el Caribe desde la invasión de Panamá en 1989, según analistas. La administración Trump, que designó al Cártel de los Soles como organización terrorista en febrero, duplicó a 50 millones de dólares la recompensa por Maduro, acusado de narcoterrorismo desde 2020. La misión venezolana ante la ONU denunció el despliegue como una “amenaza a la paz regional”, exigiendo garantías contra el uso de armas nucleares, según un comunicado del 26 de agosto.

Pese a todo, expertos como Phil Gunson, del International Crisis Group, dudan de una intervención directa, sugiriendo que el despliegue busca presionar a Maduro para negociar. En Venezuela, la población muestra escepticismo: “Siempre dicen que vienen los marines, pero nunca pasa”, dijo Pedro Martínez, un conductor de Valencia, al New York Times. En 2024, el 80% de la cocaína hacia EE.UU. pasó por el Pacífico, no por Venezuela, según un informe de la ONU, lo que cuestiona la narrativa estadounidense.

Reacciones regionales

La escalada ha generado reacciones en América Latina. El 27 de agosto, la Cancillería colombiana pidió un diálogo para reducir tensiones, mientras México rechazó cualquier intervención militar, según la presidenta Claudia Sheinbaum. En EE.UU., la senadora Elizabeth Warren criticó el despliegue, argumentando que “la vía militar no resuelve el narcotráfico”. Mientras tanto, Venezuela desplegó 15,000 tropas en su frontera con Colombia, según el ministro Diosdado Cabello, para combatir el crimen transnacional, intensificando la vigilancia en Zulia y Táchira.

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