Muchos trabajadores latinos que laboran en Estados Unidos al aire libre en sectores como la agricultura y la construcción están altamente expuestos a temperaturas elevadas y condiciones ambientales peligrosas. Con largas jornadas bajo el sol, enfrentan riesgos diarios que empeoran con el avance del cambio climático y con la falta de normas federales específicas que los protejan del calor extremo.
Latinos en agricultura y construcción: los más expuestos al calor extremo
En EE. UU., los latinos representan la mayoría de la mano de obra agrícola y una proporción significativa en el sector de la construcción, dos de los rubros con mayor exposición a riesgos ambientales. Según un análisis de KFF basado en la Encuesta Nacional de Trabajadores Agrícolas de 2022, más del 73% de los trabajadores agrícolas son hispanos, y alrededor de dos tercios son inmigrantes sin ciudadanía. A su vez, la National Hispanic Construction Alliance reporta que los hispanos constituyen el 30.3% de los trabajadores de la construcción, lo que equivale a unos 3.7 millones de personas en 2025.
Ambos sectores implican largas horas de trabajo al aire libre bajo condiciones que se agravan con olas de calor cada vez más frecuentes. Organizaciones como Green Latinos y el Fondo para la Defensa del Medio Ambiente han advertido que los trabajadores latinos enfrentan no solo calor extremo, sino también contaminación del aire vinculada a incendios forestales y una creciente inseguridad laboral relacionada con fenómenos climáticos.
Recolectores de fresas en Oxnard (California). Foto: Efeagro/Iván Mejía
La Unión de Científicos Preocupados calculó que un trabajador latino está expuesto en promedio a entre 40 y 45 días de calor por encima de los 90 °F, en comparación con 25 a 30 días en trabajadores blancos y 20 a 25 en trabajadores asiáticos. Esto evidencia una brecha racial y social que intensifica la vulnerabilidad de la comunidad hispana.
Enfermedades y muertes relacionadas con el calor afectan más a latinos
El calor extremo en el trabajo tiene consecuencias graves para la salud. Estudios publicados en el Journal of Occupational and Environmental Medicine y en Front Public Health muestran que los trabajadores hispanos y negros sufren tasas más altas de enfermedades y lesiones relacionadas con el calor que el resto de la población laboral en EE. UU. Entre las afecciones más frecuentes están el agotamiento por calor, la deshidratación, los desmayos y los golpes de calor, que pueden llegar a ser mortales.
El Departamento de Trabajo ha reconocido que los agricultores son especialmente vulnerables debido a la naturaleza física y prolongada de sus tareas. Michael Méndez, académico de la Universidad de California, advirtió que la temporada de cosecha cada vez más coincide con la de incendios forestales, lo que genera un escenario doblemente peligroso para los trabajadores latinos.
De acuerdo con datos de los CDC, entre 1992 y 2006 murieron 68 trabajadores agrícolas en EE. UU. por golpes de calor, una cifra que es 20 veces más alta que la de todos los trabajadores civiles del país. El calor extremo, además, mata a más personas cada año que los huracanes, tornados e inundaciones combinados, lo que lo convierte en la amenaza ambiental más letal.
Maizal en EEUU. Efeagro/Foto de archivo: EFE/Larry W. Smith
Cómo prevenir golpes de calor en el trabajo
Ante este panorama, expertos en salud laboral recomiendan medidas inmediatas para mitigar los efectos del calor. El National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH) aconseja garantizar acceso a agua fría en todo momento, realizar pausas frecuentes en la sombra, reprogramar tareas de alta exigencia a las horas más frescas y ofrecer capacitación sobre cómo identificar síntomas de agotamiento por calor.
La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) añade la necesidad de usar protector solar, ropa ligera y sombreros. Aunque algunos estados como California, Washington y Oregón ya han implementado regulaciones específicas que obligan a ofrecer agua y sombra, no existe todavía una norma federal que proteja a todos los trabajadores al aire libre. En agosto de 2024, OSHA propuso una norma de alcance nacional, pero su aprobación aún está en discusión y abierta a comentarios hasta septiembre de 2025.
Los síntomas de un golpe de calor incluyen confusión, dificultad para hablar, piel seca y caliente, sudoración excesiva o ausencia de sudor, convulsiones y pérdida de conocimiento. En esos casos, NIOSH recomienda llamar al 911, mover al trabajador a la sombra, quitar la ropa exterior y enfriarlo rápidamente con agua fría o hielo.
Vecindarios latinos y el calor extremo: un riesgo más allá del trabajo
El riesgo para la comunidad latina no se limita al ámbito laboral. Investigaciones publicadas en Scientific Reports muestran que los hispanos están sobrerrepresentados en vecindarios urbanos conocidos como “islas de calor”, donde la falta de árboles y la abundancia de pavimento pueden elevar la temperatura hasta 22 °F más que en zonas suburbanas o rurales. Estas condiciones aumentan la probabilidad de enfrentar olas de calor severas.
Además, un informe de KFF de 2024 reveló que el 14% de los hogares latinos no cuenta con aire acondicionado, y el 37% ha tenido que sacrificar gastos esenciales como alimentos o medicinas para pagar facturas de energía. Esta situación incrementa la desigualdad y multiplica los riesgos de enfermedades asociadas a las altas temperaturas.
Organizaciones ambientales como Climate Power han señalado que los recortes impulsados por la administración de Donald Trump, incluyendo la reducción de fondos para NIOSH y el cierre de oficinas regionales de OSHA, han debilitado las protecciones para los trabajadores en sectores de alto riesgo. Esto deja a millones de latinos más expuestos al calor extremo en un momento en que los récords de temperatura siguen rompiéndose.
 
															 
				 
											


 
								 
															