Una disputa territorial en el corazón del Amazonas ha encendido las tensiones entre Perú y Colombia. La isla de Santa Rosa, ubicada en la triple frontera con Brasil, se ha convertido en el centro de un conflicto diplomático tras acusaciones del presidente colombiano Gustavo Petro, quien afirmó que Perú se ha “apropiado” de un territorio que considera colombiano. La controversia, avivada por una reciente ley peruana, pone en juego tratados históricos y la estratégica región amazónica.
Un conflicto reavivado por una ley peruana
El pasado 3 de julio, el Congreso de Perú aprobó por unanimidad la Ley N.º 32403, publicada en el diario oficial El Peruano, que convirtió a Santa Rosa en el distrito de Santa Rosa de Loreto, parte de la provincia de Mariscal Ramón Castilla. Este cambio administrativo, destinado a facilitar fondos para educación y salud, desató la reacción de Petro. En un mensaje oficial, el presidente colombiano acusó a Perú de actuar “unilateralmente” al reclamar la isla, argumentando que viola el Protocolo de Río de Janeiro de 1934. Según Petro, la ley podría limitar el acceso de Leticia, una ciudad colombiana de 60,000 habitantes, al río Amazonas, afectando su rol como puerto comercial y turístico.
Por su parte, Colombia sostiene que Santa Rosa, formada en la década de 1970 tras cambios en el cauce del Amazonas, no está cubierta por los tratados de 1922 y 1929, que fijan la frontera en el punto más profundo del río. Bogotá insiste en la necesidad de una comisión binacional para asignar la soberanía de islas emergidas, una propuesta que ha promovido durante años sin avances concretos.
Perú defiende su soberanía
El gobierno peruano respondió con firmeza, rechazando las acusaciones de Petro. La Cancillería peruana emitió un comunicado calificando las declaraciones de “inaceptables” y reafirmando que Santa Rosa, parte de la isla de Chinería, pertenece a Perú según el Tratado de Límites de 1922. “No se ha tocado un milímetro de territorio colombiano”, aseguró el canciller Elmer Schialer, subrayando que la soberanía peruana está respaldada por un siglo de control efectivo y tratados internacionales.
Además, el gobernador de Loreto, René Chávez, defendió la presencia histórica de Perú en la isla, habitada desde 1970 por colonos peruanos. “Santa Rosa siempre ha sido parte de Loreto”, afirmó en un canal estatal, destacando la presencia de instituciones como la Policía Nacional y la Armada. El alcalde de Mariscal Ramón Castilla, Juan Carlos Kahn, lamentó las declaraciones de Petro, asegurando que la región vive en armonía con las comunidades de Leticia y Tabatinga, Brasil.
La importancia estratégica de Santa Rosa
Santa Rosa, con unos 3,000 habitantes, es un punto clave en la triple frontera amazónica. Su economía depende del comercio fluvial y el turismo, especialmente por su cercanía a Leticia, un centro para explorar la selva amazónica. La isla, rica en flora y fauna, alberga el pueblo de Santa Rosa de Yavari, fundado en 1974 tras la colonización liderada por el peruano Aladino Cevallos. Sin embargo, su ubicación estratégica ha generado tensiones recurrentes, como en 2024, cuando un funcionario colombiano cuestionó la soberanía peruana, lo que llevó a una disculpa oficial de Bogotá.
Por otro lado, el alcalde de Leticia, Elquin Uni, destacó la cooperación entre las comunidades fronterizas, subrayando los lazos culturales y comerciales. Sin embargo, Petro anunció que celebrará el aniversario de la Batalla de Boyacá el 7 de agosto en Leticia, un gesto interpretado como una reafirmación de la soberanía colombiana.
Un futuro incierto para la diplomacia
La disputa ha generado críticas en ambos países. En Perú, el excanciller Luis Gonzales Posada acusó a Petro de debilitar las relaciones bilaterales, mientras que en Colombia, opositores como Wilson Ruíz Orejuela sugirieron que el presidente busca desviar la atención de problemas internos. Expertos como el politólogo peruano Oscar Vidarte abogan por reactivar la Comisión Mixta Permanente para la Inspección de la Frontera (COMPERIF) para resolver el conflicto mediante diálogo, evitando una escalada hacia tribunales internacionales.
Mientras tanto, la preocupación crece en Leticia, donde estudios de la Universidad Nacional advierten que el Amazonas podría desviarse hacia territorio peruano para 2030, dejando a la ciudad sin acceso directo al río. La resolución de esta disputa será crucial para la cooperación amazónica y la estabilidad regional.
